La crisis migratoria ecuatoriana sigue siendo un tema de preocupación. En lo que va de 2025, más de 1.900 ecuatorianos han sido deportados de Estados Unidos. Esta cifra se suma a un total de 43.000 migrantes deportados en los últimos cuatro años, según datos oficiales. Estas deportaciones son posibles gracias a un convenio bilateral de retornados que rige entre Ecuador y Estados Unidos desde 2005. Según la Cancillería ecuatoriana, las deportaciones se están llevando a cabo mediante dos o tres vuelos semanales.
Los factores detrás de esta ola migratoria son numerosos, pero destacan la inseguridad y las difíciles condiciones económicas en Ecuador. El caso de Elena y Ramiro, dos ecuatorianos que intentaron emprender un negocio en Guayaquil, ilustra la magnitud de la problemática. La pareja enfrentó extorsiones por parte de bandas criminales que exigieron 3.000 dólares mensuales, lo que los obligó a huir del país en busca de seguridad. Sin embargo, tras ser detenidos en Estados Unidos, Elena fue deportada en un vuelo chárter junto con otros migrantes.
Al llegar al aeropuerto de Guayaquil, Elena enfrentó la realidad que comparten muchos deportados. El Programa Mundial de Alimentos les otorgó 50 dólares a los recién llegados. Además, pudieron registrarse en un programa gubernamental que ofrece 470 dólares mensuales durante tres meses. No obstante, esta ayuda genera incertidumbre en cuanto a su continuidad y alcance.
La situación de inseguridad en Ecuador se ha agudizado. Desde que Elena se fue del país, los homicidios y las extorsiones han incrementado de manera alarmante. Solo en 2023, la tasa de homicidios ascendió a 46 por cada 100.000 habitantes, uno de los niveles más altos registrados en la región. En Guayaquil, la violencia ha escalado de manera dramática, con episodios como la muerte de 22 personas en el barrio Socio Vivienda 2, lo que evidencia el control de las bandas criminales y el narcotráfico en zonas urbanas.
Además, los migrantes que retornan enfrentan un panorama económico poco favorable. El salario básico en el país solo ha aumentado en diez dólares desde el último incremento, dejando a muchos ecuatorianos en una situación económica precaria. Para los deportados, el regreso a un entorno de soledad, deudas y una red de apoyo limitada transforma el proceso de reintegración en un desafío monumental.
Por otra parte, el caso de Jennifer, también deportada, evidencia los riesgos de quienes emprenden viajes hacia el norte. Jennifer fue secuestrada por una banda criminal en México durante su trayecto hasta Estados Unidos. Las amenazas de violencia y los peligros en las rutas migratorias continúan siendo una constante en estas travesías.
Entre los vuelos semanales de deportación y la complicada situación del país, Ecuador se encuentra enfrentando una compleja encrucijada humanitaria y económica, mientras sus ciudadanos buscan salidas a un contexto adverso.