La ceremonia de encendido de la llama olímpica se llevó a cabo en el antiguo sitio de Olimpia, bajo un cielo nublado que impidió el método tradicional de encendido mediante el sol. Sin embargo, una llama de respaldo, preparada el día anterior, garantizó que el ritual no se viera interrumpido. Este evento no solo reafirma la continuidad de las tradiciones olímpicas sino que también simboliza la luz de la esperanza en tiempos de incertidumbre global.
Durante la ceremonia, diversos dignatarios y ex atletas participaron en el proceso ceremonial, incluyendo a la actriz Mary Mina, quien, en su papel de sacerdotisa, utilizó la llama de respaldo para encender la antorcha olímpica. Este acto fue seguido por un relevante recorrido de la antorcha por Grecia, pasando por múltiples municipios y celebrando el espíritu olímpico en cada parada.
Thomas Bach, en su discurso, destacó la llama como un símbolo de esperanza y resiliencia humana. Resaltó la importancia de los valores olímpicos que unen a las naciones en una competencia pacífica, promoviendo un mensaje de unidad y coexistencia pacífica a través del deporte. Este mensaje resuena especialmente ahora, en un momento en que el mundo enfrenta numerosos desafíos y conflictos.
La llama continuará su viaje hacia París, donde finalmente iluminará el pebetero en la ceremonia de apertura el 26 de julio, marcando el inicio oficial de los Juegos Olímpicos de París 2024. Este viaje no solo simboliza el camino hacia los Juegos, sino también el esfuerzo global hacia la sostenibilidad y la inclusión, reflejando los esfuerzos de los organizadores para celebrar los primeros Juegos Olímpicos con total paridad de género y un enfoque renovado en la innovación ecológica.