Una expedición internacional liderada por investigadores españoles ha encontrado evidencia de una propagación masiva de gripe aviar letal en la Antártida, poniendo en alerta a la comunidad científica mundial. Los científicos, utilizando un velero como laboratorio móvil, recorrieron el mar de Weddell y la península antártica, descubriendo múltiples cadáveres de págalos antárticos, aves similares a las gaviotas, evidenciando la magnitud del brote. El virólogo Antonio Alcamí, perteneciente al Centro de Biología Molecular Severo Ochoa en Madrid, fue uno de los primeros en notar la alarmante cantidad de muertes entre estas aves, señalando un brote masivo en la isla Beak, donde encontraron una gran diferencia entre el número de aves vivas y muertas.
El brote de gripe aviar H5N1 2.3.4.4b, un subtipo altamente patogénico emergido en 2021, ha llevado a sacrificios de cientos de millones de aves de granja y ha diezmado poblaciones de aves silvestres a nivel global. La confirmación de la presencia de este virus en la Antártida en febrero de 2024 por Alcamí y su equipo, marca la llegada de esta enfermedad devastadora al último continente previamente libre de tal amenaza. Esta situación subraya la gravedad de la peor crisis de gripe aviar registrada hasta la fecha, que ahora se extiende por todos los continentes.
El impacto del virus no solo se limita a las aves skuas sino que también se ha observado una alta mortalidad en pingüinos de Adelia, evidenciada por el descubrimiento de centenares de cadáveres en la isla Heroína. Aunque el virus no se detectó directamente en los pingüinos durante los análisis iniciales, la escala de la mortalidad sugiere un evento de mortalidad anormal posiblemente vinculado al brote de gripe aviar. La expedición, integrada por un equipo multidisciplinario incluyendo biólogos, veterinarios y virólogos, ha destacado la necesidad de una vigilancia continua y la implementación de herramientas de monitoreo adaptadas al contexto antártico para entender mejor y mitigar el impacto de esta enfermedad.