La reciente confirmación de la enfermedad de desgaste crónico (CWD) en un ciervo mulo en el Parque Nacional de Yellowstone ha encendido las alarmas entre científicos y conservacionistas. Esta enfermedad, causada por priones patógenos transmisibles, provoca en los animales síntomas como letargo, emaciación, falta de coordinación y una mirada vacía, lo que ha llevado a que se le conozca popularmente como la “enfermedad de los ciervos zombis”. Afecta principalmente a la familia de los cérvidos, incluyendo ciervos, alces, renos y caribúes, y es fatal sin tratamientos o vacunas conocidas.
El descubrimiento en Yellowstone, un ecosistema que alberga la mayor y más diversa gama de mamíferos salvajes grandes en los EE. UU. continentales, representa una importante llamada de atención pública. El Dr. Thomas Roffe, veterinario y ex jefe de salud animal para el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE. UU., ha advertido durante décadas sobre la llegada de la CWD a Yellowstone, instando a tomar medidas agresivas para frenar su propagación. Sin embargo, estas advertencias no fueron atendidas en su momento, y ahora las consecuencias se harán evidentes ante los millones de visitantes del parque cada año.
El área de Yellowstone funciona como un vasto laboratorio para observar qué sucede cuando la CWD se infiltra en un ecosistema con su complemento completo original de diversidad biológica. Cientos de miles de alces y ciervos transitan por Yellowstone, apoyando a poblaciones de osos grizzly, lobos, pumas, coyotes y otros carroñeros. La enfermedad es descrita por el Dr. Michael Osterholm, epidemiólogo que estudió el brote de encefalopatía espongiforme bovina, o "enfermedad de las vacas locas", como un "desastre lento".