La reciente actividad solar ha desencadenado una tormenta geomagnética de magnitud considerable, cuyos efectos se están sintiendo en la Tierra. Según informes de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), una eyección de masa coronal (CME) del Sol ha impactado el campo magnético terrestre, generando fenómenos lumínicos conocidos como auroras boreales. Estos impresionantes despliegues de luz son más visibles en las regiones del norte y medio oeste de Estados Unidos, incluyendo estados como Vermont, Minnesota y Wisconsin.
El fenómeno se produce cuando las partículas energizadas por la CME interactúan con el oxígeno y el nitrógeno en la atmósfera terrestre, creando así las auroras. Aunque estos eventos pueden interferir ocasionalmente con satélites y algunas infraestructuras terrestres, la NOAA ha indicado que "el público general no necesita preocuparse". Esta tormenta geomagnética se clasifica como G2, la segunda categoría más baja, lo que significa que las auroras son más probables de ser vistas en Alaska y Canadá, según las proyecciones de la NOAA.
El evento solar ocurre mientras el Sol se acerca rápidamente al pico de su actual ciclo, el Ciclo Solar 25, que comenzó oficialmente en 2019. En junio de 2023, Live Science informó que el pico de actividad solar, conocido como máximo solar, llegaría antes de lo previsto originalmente. En octubre, expertos del Centro de Predicción del Clima Espacial de la NOAA emitieron una "predicción revisada" para el ciclo solar actual, indicando que el máximo solar llegaría antes y sería más explosivo de lo inicialmente pensado.
Durante este pico, "debemos esperar ver más manchas solares, cada una de las cuales es una región de intensa actividad magnética capaz de producir llamaradas solares y eyecciones de masa coronal", según la NOAA. Este período tumultuoso podría durar varios años y alimentar fuertes eventos de clima espacial que podrían desencadenar apagones de radio y satélite.