La producción anual de plásticos a nivel mundial alcanza los 400 millones de toneladas, con un incremento aproximado del 4% cada año. Estos plásticos, especialmente el PET (tereftalato de polietileno) utilizado en envases y botellas de bebidas, se descomponen en microplásticos que agravan los problemas ambientales. El PET representa más del 10% de la producción global de plásticos, y su reciclaje es limitado e ineficaz. En respuesta a esta creciente crisis, investigadores del Centro Nacional de Supercomputación de Barcelona (BSC-CNS), junto con grupos de investigación del Instituto de Catálisis y Petroquímica del CSIC (ICP-CSIC) y la Universidad Complutense de Madrid (UCM), han creado proteínas artificiales que pueden descomponer microplásticos y nanoplasticos de PET en sus componentes esenciales, lo que permitiría su descomposición o reciclaje.
Estas proteínas artificiales se basan en una proteína de defensa de la anémona Actinia fragacea, a la cual se le han añadido tres aminoácidos que actúan como tijeras capaces de cortar pequeñas partículas de PET. Este diseño innovador, realizado mediante métodos computacionales, ha resultado en una geometría similar a la enzima PETasa de la bacteria Idionella sakaiensis, capaz de degradar este tipo de plástico y descubierta en 2016 en una planta de reciclaje de envases en Japón.
Los resultados del estudio publicado en la revista Nature Catalysis indican que la nueva proteína puede degradar micro- y nanoplasticos de PET con una eficiencia entre 5 y 10 veces superior a las PETasas disponibles en el mercado, y a temperatura ambiente. Esto contrasta con otros métodos que requieren temperaturas superiores a 70 °C para ablandar el plástico, lo que conlleva altas emisiones de CO2 y limita su aplicabilidad.