Un equipo de científicos de la Universidad de Stanford ha desarrollado un novedoso método para capturar y almacenar dióxido de carbono (CO2) utilizando minerales comunes, logrando una eficiencia sin precedentes a un costo significativamente menor que las actuales tecnologías de captura directa de aire (DAC, por sus siglas en inglés). Este estudio, publicado en la prestigiosa revista Nature, detalla una estrategia prometedora para mitigar el impacto del cambio climático.
El proceso inicia con la activación de minerales comunes, combinando óxido de calcio (CaO), obtenido de la caliza, y minerales ricos en magnesio y silicato. Esta mezcla es calentada a una temperatura de aproximadamente 1,300 °C (2,370 °F), transformándose en óxido de magnesio (MgO) y silicato de calcio, materiales activos que reaccionan rápidamente con el dióxido de carbono. Una vez activados, estos minerales son sometidos a una exposición con agua y CO2 puro, logrando capturar el carbono en apenas dos horas, formando nuevos minerales de carbonato. Si el proceso se lleva a cabo con aire, el tiempo requerido se amplía a semanas o meses, pero sigue siendo miles de veces más efectivo que los procesos de meteorización natural.

La técnica destaca por su potencial escala global. Se calcula que en la Tierra existen reservas de olivino y serpentina superiores a las 100,000 gigatoneladas, suficientes para absorber más carbono del que los humanos han emitido en toda la historia. Además, anualmente se generan más de 400 millones de toneladas de residuos conocidos como colas mineras, ricos en silicatos, que también pueden ser utilizados en este método.
En comparación con las tecnologías de captura directa de aire existentes, cuyo costo fluctúa entre 600 y 1,000 dólares por tonelada de CO2, este nuevo proceso podría reducir sustancialmente los costos a menos de 200 dólares por tonelada, empleando menos de la mitad de la energía que requieren las alternativas comerciales más avanzadas.
Además, la investigación señala el uso potencial de este método en la agricultura. La adición de óxido de magnesio y silicato de calcio al suelo no solo permitiría capturar dióxido de carbono, sino que también mejoraría la salud y productividad de los suelos agrícolas. Estos beneficios adicionales refuerzan el atractivo de la tecnología tanto desde una perspectiva de eliminación de carbono como de sostenibilidad agrícola.
El avance de Stanford pone al alcance una solución efectiva y económica para mitigar los gases de efecto invernadero, destacando la viabilidad de este método frente a la urgente necesidad de reducir las concentraciones de CO2 en la atmósfera. Su implementación a gran escala, aún en etapas iniciales, representa una oportunidad tangible para enfrentar los desafíos del cambio climático utilizando recursos naturales ampliamente disponibles.
El proceso natural de captura de CO2 por meteorización de rocas puede tardar cientos o incluso miles de años. Este nuevo método acelera ese proceso natural hasta miles de veces, reduciendo el tiempo necesario a semanas o incluso horas.