En un mundo donde el cambio climático continúa avanzando a un ritmo alarmante, la búsqueda de soluciones innovadoras es más crítica que nunca. En este contexto, un grupo de investigadores ha propuesto una estrategia audaz: deshidratar la estratosfera para reducir el calentamiento global. Este enfoque, detallado en un estudio publicado en Science Advances, se centra en la eliminación del vapor de agua, un potente gas de efecto invernadero, antes de que alcance la estratosfera, donde puede tener un impacto significativo en el clima de la Tierra.
La propuesta sugiere el uso de partículas formadoras de nubes para secar el aire ascendente justo antes de que cruce a la estratosfera. Según los investigadores, esta técnica podría ser más delicada y requerir menos material que otros métodos de geoingeniería, como la inyección de partículas reflectantes en la estratosfera. La deshidratación de la estratosfera podría lograrse con tan solo 2 kilogramos de material a la semana, una cantidad sorprendentemente pequeña que abre la puerta a nuevas posibilidades de intervención climática.
El equipo de investigación, liderado por Shuka Schwarz del Laboratorio de Ciencias Químicas de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), ha utilizado modelos simples para simular la inyección de yoduro de bismuto triioduro, un compuesto no tóxico que facilita la nucleación del hielo, en áreas específicas donde el aire está más cargado de humedad. Estos modelos sugieren que una cantidad relativamente pequeña de estas "semillas" podría convertir efectivamente parcelas de aire húmedo en nubes, que luego precipitarían y evitarían que el vapor de agua alcance la estratosfera.
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A pesar de su potencial, la idea de deshidratar intencionalmente la estratosfera es aún incipiente y plantea varios desafíos técnicos y éticos. No existe actualmente una técnica viable para la inyección de estas partículas, y los efectos a largo plazo de tal intervención en el sistema climático global son inciertos. Además, la propuesta enfrenta el escepticismo de parte de la comunidad científica, que advierte sobre los riesgos de manipular el clima de la Tierra de manera tan directa.
Los autores del estudio son conscientes de estas limitaciones y enfatizan que su propuesta es solo un punto de partida para futuras investigaciones. El objetivo no es presentar la deshidratación de la estratosfera como una solución definitiva al cambio climático, sino explorar todas las opciones posibles para mitigar sus efectos. La reducción de emisiones de gases de efecto invernadero sigue siendo la prioridad, pero en un mundo que lucha por alcanzar sus objetivos climáticos, todas las ideas, por innovadoras o controvertidas que sean, merecen ser consideradas.