Un reciente informe ha revelado que el gasto militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en 2023 resultó en la producción de aproximadamente 233 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono (CO2). Esta cifra sitúa las emisiones militares de la alianza por encima de las emisiones anuales totales de países como Colombia o Qatar.
El informe detalló que los estados miembros de la OTAN invirtieron US$1.34 billones en sus fuerzas armadas durante el año pasado, lo que representa un aumento de US$126 mil millones en comparación con 2022. Esta significativa inversión tuvo un impacto ambiental considerable, generando más gases de efecto invernadero que algunos países enteros.
Se estima que el aumento en el gasto militar de la OTAN en 2023 añadirá unas 31 millones de toneladas métricas adicionales de CO2 a la atmósfera. Para ponerlo en perspectiva, esto sería equivalente a agregar aproximadamente 6.7 millones de automóviles estadounidenses promedio a las carreteras durante un año. Estados Unidos lideró el aumento en los presupuestos militares, seguido por Polonia, Reino Unido y Alemania.
_11zon.webp)
En un contexto global donde se busca reducir emisiones para mitigar el cambio climático, estos datos son alarmantes. Los investigadores señalan que las fuerzas armadas del mundo son responsables de al menos el 5.5% de toda la contaminación que contribuye al calentamiento global, una cifra superior a la huella total de Japón. Este aumento en las emisiones militares va en contra de los objetivos más ambiciosos del Acuerdo de París, que requieren una reducción del 43% en las emisiones globales para 2030.
Cabe destacar que si el incremento en el gasto militar de la OTAN se destinara a fines climáticos positivos, podría cubrir completamente la financiación climática mínima para los países en desarrollo, tal y como se ha propuesto en las negociaciones climáticas de las Naciones Unidas de este año. Sin embargo, la realidad muestra que los fondos están siendo desviados hacia la industria militar, beneficiando principalmente a los fabricantes de armas, cuyas ganancias podrían alcanzar niveles récord en los próximos años.
A pesar del compromiso de la OTAN de ser neutral en carbono para 2050, los esfuerzos actuales están contribuyendo al calentamiento global. Los defensores del medio ambiente advierten que este desvío de fondos y el incremento en la producción de armas se realiza a expensas de la protección del medio ambiente, subrayando la necesidad de reevaluar las prioridades de inversión para enfrentar efectivamente la crisis climática global.
La significativa huella de carbono de las actividades militares y el continuo aumento en las emisiones representan un desafío urgente y complejo, que requiere un equilibrio entre la seguridad global y la sostenibilidad ambiental. Los investigadores destacan que las emisiones militares del mundo contribuyen más a la contaminación global que toda la huella de carbono de Japón, a pesar de que el sector militar a menudo queda fuera de muchas regulaciones ambientales.