Durante la noche del 13 al 14 de diciembre de 2024, el cielo nocturno fue escenario de la impresionante lluvia de meteoros de las Gemínidas, considerada una de las más activas y espectaculares del año. Este fenómeno, que puede producir hasta 150 meteoros por hora, promete capturar la atención de astrónomos y aficionados por igual. Las Gemínidas son resultado del paso de la Tierra a través de la estela de escombros dejados por el asteroide Faetón, un cometa descubierto en 1983. Con una velocidad de entrada en la atmósfera terrestre de aproximadamente 35 kilómetros por segundo, los meteoros de las Gemínidas emergen de la constelación de Géminis, siendo la estrella Cástor el punto aparente de origen.
Sin embargo, diciembre no solo alberga el espectáculo de las Gemínidas. A partir del 17 de diciembre y hasta el 26, las Úrsidas también hacen su aparición en el cielo nocturno. Aunque menos conocidas y con una actividad mucho menor, las Úrsidas ofrecen un complemento astronómico ideal para cerrar el año. Esta lluvia de meteoros tiene su punto máximo durante la noche del 21 al 22 de diciembre, con una tasa de meteoros mucho más modesta, que generalmente oscila entre 5 y 10 por hora en condiciones óptimas.
Las Úrsidas se originan en la constelación de la Osa Menor (Ursa Minor), lo que les da su nombre. Esta lluvia está asociada con el cometa periódico 8P/Tuttle, descubierto en 1790. A diferencia de las Gemínidas, los meteoros de las Úrsidas son más difíciles de observar debido a su baja intensidad, pero su aparición en un cielo despejado y oscuro puede resultar en un espectáculo sereno y casi íntimo para los entusiastas de la astronomía.
Para disfrutar de las Úrsidas, se recomienda buscar cielos libres de contaminación lumínica y observar en las horas previas al amanecer, cuando la constelación de la Osa Menor está más alta en el cielo. En 2024, la presencia de la Luna llena del 15 de diciembre podría interferir con la visibilidad de las Úrsidas durante sus primeros días de actividad, pero hacia el máximo, su brillo será menos intrusivo.
Aunque no rivalizan con las Gemínidas en intensidad, las Úrsidas poseen un atractivo especial para quienes buscan fenómenos celestes más tranquilos y menos concurridos. Además, representan una oportunidad única para observar meteoros que parecen emanar de una constelación tan reconocida y simbólica como la Osa Menor.
Así, el mes de diciembre se convierte en un período extraordinario para los amantes del cielo nocturno, con dos lluvias de meteoros que, aunque diferentes en magnitud, ofrecen momentos para maravillarse con la conexión entre nuestro planeta y el cosmos. Las Gemínidas brillan con intensidad y espectacularidad, mientras que las Úrsidas nos invitan a disfrutar de una experiencia más pausada, pero igualmente enriquecedora.