Ciencia

Estudio revela que el derretimiento de glaciares eleva la frecuencia y explosividad de erupciones volcánicas

Una investigación presentada en la Conferencia Goldschmidt 2025 demuestra que la retirada de glaciares en zonas volcánicas de Chile y la Antártida incrementa significativamente la actividad eruptiva, con implicaciones directas para el clima global y la gestión de riesgos naturales.

Ciencia

Estudio revela que el derretimiento de glaciares eleva la frecuencia y explosividad de erupciones volcánicas

Una investigación presentada en la Conferencia Goldschmidt 2025 demuestra que la retirada de glaciares en zonas volcánicas de Chile y la Antártida incrementa significativamente la actividad eruptiva, con implicaciones directas para el clima global y la gestión de riesgos naturales.

"El derretimiento de glaciares puede transformar por completo la dinámica volcánica, aumentando tanto la frecuencia como la violencia de las erupciones en varias regiones del planeta"

– Subraya Pablo Moreno-Yaeger, investigador principal del estudio.

8/7/2025

Un análisis realizado por científicos de la Universidad de Wisconsin-Madison, presentado el 8 de julio de 2025 en la Conferencia Goldschmidt en Praga, documenta la relación directa entre la reducción del espesor glaciar y el aumento en la frecuencia y explosividad de las erupciones volcánicas. El trabajo abarcó seis volcanes del sur de Chile, destacándose el Mocho-Choshuenco, con un enfoque en la incidencia del retroceso del Hielo Patagónico sobre la actividad volcánica.


Utilizando métodos de datación por argón y el análisis de cristales en rocas eruptivas, el equipo determinó que durante el máximo glacial hace entre 26,000 y 18,000 años, el espesor del hielo sobre los volcanes limitó la cantidad de material eruptivo, permitiendo la acumulación de grandes reservorios de magma rico en sílice a profundidades de entre 10 y 15 kilómetros. Posteriormente, la rápida fusión del hielo al final de la glaciación redujo la presión sobre el magma, desencadenando erupciones de alta energía.


El estudio estima que el proceso de fusión glaciar en la actualidad podría provocar que los volcanes subglaciales sean más propensos a erupciones frecuentes y violentas. En la Antártida, se han identificado al menos 100 volcanes bajo la capa de hielo con potencial para activarse como resultado del cambio climático. Según un estudio de 2020 citado por los autores, existen 245 volcanes potencialmente activos ubicados bajo o a menos de 5 kilómetros del hielo, lo que incrementa la preocupación por la inestabilidad volcánica en regiones polares.


El análisis científico también revela que, tras la última glaciación, la actividad volcánica global se multiplicó entre 2 y 6 veces, un patrón atribuido a la liberación de presión sobre los reservorios magmáticos tras el retiro del glaciar. Las consecuencias de este fenómeno van más allá de lo geológico: las grandes erupciones liberan aerosoles que temporalmente enfrían el planeta, mientras que a largo plazo incrementan la concentración de gases de efecto invernadero como dióxido de carbono y metano, promoviendo el calentamiento global.


El estudio advierte sobre un posible ciclo de retroalimentación positiva, donde el calentamiento global acelera la fusión glaciar, lo que, a su vez, genera más erupciones volcánicas y nuevas emisiones que intensifican el cambio climático. Los datos, disponibles desde el 13 de marzo de 2025 en el registro público Zenodo (con conjuntos de datos S1 a S9), permiten profundizar en la composición química de las rocas y los procesos asociadas a las erupciones post-glaciales.


La investigación concluye que la transformación en los sistemas magmáticos asociados a la pérdida de glaciares ocurre de forma gradual, extendiéndose a lo largo de siglos, lo que concede un margen para implementar sistemas de monitoreo y emitir alertas tempranas. Los investigadores recomiendan una vigilancia científica estrecha en zonas volcánicas cubiertas por glaciares, especialmente en Chile y la Antártida, para comprender mejor los riesgos asociados al calentamiento global y la dinámica eruptiva.

Algo Curioso

"El derretimiento de glaciares puede transformar por completo la dinámica volcánica, aumentando tanto la frecuencia como la violencia de las erupciones en varias regiones del planeta"

– Subraya Pablo Moreno-Yaeger, investigador principal del estudio.

Jul 8, 2025
Colglobal News

Un análisis realizado por científicos de la Universidad de Wisconsin-Madison, presentado el 8 de julio de 2025 en la Conferencia Goldschmidt en Praga, documenta la relación directa entre la reducción del espesor glaciar y el aumento en la frecuencia y explosividad de las erupciones volcánicas. El trabajo abarcó seis volcanes del sur de Chile, destacándose el Mocho-Choshuenco, con un enfoque en la incidencia del retroceso del Hielo Patagónico sobre la actividad volcánica.


Utilizando métodos de datación por argón y el análisis de cristales en rocas eruptivas, el equipo determinó que durante el máximo glacial hace entre 26,000 y 18,000 años, el espesor del hielo sobre los volcanes limitó la cantidad de material eruptivo, permitiendo la acumulación de grandes reservorios de magma rico en sílice a profundidades de entre 10 y 15 kilómetros. Posteriormente, la rápida fusión del hielo al final de la glaciación redujo la presión sobre el magma, desencadenando erupciones de alta energía.


El estudio estima que el proceso de fusión glaciar en la actualidad podría provocar que los volcanes subglaciales sean más propensos a erupciones frecuentes y violentas. En la Antártida, se han identificado al menos 100 volcanes bajo la capa de hielo con potencial para activarse como resultado del cambio climático. Según un estudio de 2020 citado por los autores, existen 245 volcanes potencialmente activos ubicados bajo o a menos de 5 kilómetros del hielo, lo que incrementa la preocupación por la inestabilidad volcánica en regiones polares.


El análisis científico también revela que, tras la última glaciación, la actividad volcánica global se multiplicó entre 2 y 6 veces, un patrón atribuido a la liberación de presión sobre los reservorios magmáticos tras el retiro del glaciar. Las consecuencias de este fenómeno van más allá de lo geológico: las grandes erupciones liberan aerosoles que temporalmente enfrían el planeta, mientras que a largo plazo incrementan la concentración de gases de efecto invernadero como dióxido de carbono y metano, promoviendo el calentamiento global.


El estudio advierte sobre un posible ciclo de retroalimentación positiva, donde el calentamiento global acelera la fusión glaciar, lo que, a su vez, genera más erupciones volcánicas y nuevas emisiones que intensifican el cambio climático. Los datos, disponibles desde el 13 de marzo de 2025 en el registro público Zenodo (con conjuntos de datos S1 a S9), permiten profundizar en la composición química de las rocas y los procesos asociadas a las erupciones post-glaciales.


La investigación concluye que la transformación en los sistemas magmáticos asociados a la pérdida de glaciares ocurre de forma gradual, extendiéndose a lo largo de siglos, lo que concede un margen para implementar sistemas de monitoreo y emitir alertas tempranas. Los investigadores recomiendan una vigilancia científica estrecha en zonas volcánicas cubiertas por glaciares, especialmente en Chile y la Antártida, para comprender mejor los riesgos asociados al calentamiento global y la dinámica eruptiva.

Un análisis realizado por científicos de la Universidad de Wisconsin-Madison, presentado el 8 de julio de 2025 en la Conferencia Goldschmidt en Praga, documenta la relación directa entre la reducción del espesor glaciar y el aumento en la frecuencia y explosividad de las erupciones volcánicas. El trabajo abarcó seis volcanes del sur de Chile, destacándose el Mocho-Choshuenco, con un enfoque en la incidencia del retroceso del Hielo Patagónico sobre la actividad volcánica.


Utilizando métodos de datación por argón y el análisis de cristales en rocas eruptivas, el equipo determinó que durante el máximo glacial hace entre 26,000 y 18,000 años, el espesor del hielo sobre los volcanes limitó la cantidad de material eruptivo, permitiendo la acumulación de grandes reservorios de magma rico en sílice a profundidades de entre 10 y 15 kilómetros. Posteriormente, la rápida fusión del hielo al final de la glaciación redujo la presión sobre el magma, desencadenando erupciones de alta energía.


El estudio estima que el proceso de fusión glaciar en la actualidad podría provocar que los volcanes subglaciales sean más propensos a erupciones frecuentes y violentas. En la Antártida, se han identificado al menos 100 volcanes bajo la capa de hielo con potencial para activarse como resultado del cambio climático. Según un estudio de 2020 citado por los autores, existen 245 volcanes potencialmente activos ubicados bajo o a menos de 5 kilómetros del hielo, lo que incrementa la preocupación por la inestabilidad volcánica en regiones polares.


El análisis científico también revela que, tras la última glaciación, la actividad volcánica global se multiplicó entre 2 y 6 veces, un patrón atribuido a la liberación de presión sobre los reservorios magmáticos tras el retiro del glaciar. Las consecuencias de este fenómeno van más allá de lo geológico: las grandes erupciones liberan aerosoles que temporalmente enfrían el planeta, mientras que a largo plazo incrementan la concentración de gases de efecto invernadero como dióxido de carbono y metano, promoviendo el calentamiento global.


El estudio advierte sobre un posible ciclo de retroalimentación positiva, donde el calentamiento global acelera la fusión glaciar, lo que, a su vez, genera más erupciones volcánicas y nuevas emisiones que intensifican el cambio climático. Los datos, disponibles desde el 13 de marzo de 2025 en el registro público Zenodo (con conjuntos de datos S1 a S9), permiten profundizar en la composición química de las rocas y los procesos asociadas a las erupciones post-glaciales.


La investigación concluye que la transformación en los sistemas magmáticos asociados a la pérdida de glaciares ocurre de forma gradual, extendiéndose a lo largo de siglos, lo que concede un margen para implementar sistemas de monitoreo y emitir alertas tempranas. Los investigadores recomiendan una vigilancia científica estrecha en zonas volcánicas cubiertas por glaciares, especialmente en Chile y la Antártida, para comprender mejor los riesgos asociados al calentamiento global y la dinámica eruptiva.

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