El reciente descubrimiento de piel fósil de reptil en Oklahoma ha marcado un hito en la paleontología, proporcionando la evidencia más antigua de piel de amniotes, un grupo que incluye aves, reptiles y mamíferos. Este hallazgo, que data de hace aproximadamente 289 millones de años, es 21 millones de años más antiguo que el registro anterior. Los investigadores creen que la piel probablemente pertenecía a un pequeño animal similar a un lagarto conocido como Captorhinus aguti, según un estudio publicado en la revista Current Biology.
Lo que hace especial a este descubrimiento no es solo su antigüedad, sino que se trata de una capa real de piel fosilizada en 3D. Los científicos pudieron examinar una sección transversal de la piel, donde se distinguieron claramente las capas de epidermis y dermis. La epidermis incluye tejido córneo, las capas superiores de células epidérmicas que actúan como una barrera resistente entre el interior y el exterior.
Este hallazgo fue posible gracias a Bill y Julie May, quienes durante años han examinado material de una cantera de piedra caliza en Richards Spur, un sistema de cuevas en Oklahoma conocido por sus fósiles de C. aguti. La colaboración de los May con Robert Reisz, paleontólogo de la Universidad de Toronto Mississauga en Canadá, ha sido fundamental en este descubrimiento. El espécimen es oscuro, casi negro, debido a que el petróleo se filtraba activamente en la cueva mientras la piel se fosilizaba, lo que resultó en una "permeación y encapsulación total" de los materiales orgánicos con hidrocarburos.
La piel es un órgano esencial para los animales terrestres, proporcionando una barrera protectora contra temperaturas extremas, radiación ultravioleta y deshidratación. Sin embargo, debido a su naturaleza perecedera, es raro encontrar piel fosilizada en el registro fósil. Este descubrimiento ofrece una ventana excepcional a la evolución de este grupo de animales y su adaptación a la vida en tierra.