En un descubrimiento que podría redefinir nuestra comprensión de la influencia astronómica en la Tierra, un equipo de científicos de la Universidad de Sídney ha identificado un patrón cíclico de 2.4 millones de años en las corrientes oceánicas profundas, atribuido a la interacción gravitatoria entre Marte y la Tierra. Este ciclo, descrito como un "gran ciclo astronómico", sugiere que las órbitas de ambos planetas se alinean de tal manera que el tirón gravitatorio de Marte tiene un efecto notable en nuestro planeta, aumentando la radiación solar y, consecuentemente, la temperatura global.
Este hallazgo no solo arroja luz sobre un mecanismo previamente desconocido que afecta a nuestro clima, sino que también desafía nuestra comprensión de las corrientes oceánicas y su papel en el mantenimiento de la temperatura terrestre. Los investigadores basaron su análisis en el estudio de 293 perforaciones científicas en el lecho marino alrededor del mundo, descubriendo evidencia de 387 interrupciones en los sedimentos a lo largo de los últimos 70 millones de años, que revelan una agrupación curiosa alrededor de este ciclo de 2.4 millones de años.
Además, estos descubrimientos se alinean con períodos conocidos de clima más cálido, incluido el máximo térmico del Paleoceno-Eoceno, que ocurrió hace unos 56 millones de años cuando la temperatura de la Tierra aumentó hasta 8 grados Celsius. Este evento ha sido atribuido a varias causas, incluyendo anomalías en la órbita terrestre y el paso de un cometa, lo que sugiere que la influencia de Marte podría ser un factor contribuyente.
Los científicos también han propuesto que, además de influir en el clima terrestre a través de cambios en la radiación solar, el tirón gravitacional de Marte podría estar creando "remolinos gigantes" en los océanos de la Tierra. Estos vórtices oceánicos, conocidos como "remolinos", tienen el potencial de mover grandes cantidades de sedimentos en el fondo marino, lo que indica una dinámica oceánica mucho más compleja de lo que se entendía anteriormente.