Los pingüinos barbijo, conocidos por su distintiva línea negra bajo el pico que asemeja a un barbijo, han sorprendido a la comunidad científica con su peculiar patrón de sueño. Un estudio reciente ha descubierto que estas aves, durante la temporada de anidación en la Antártida, realizan microsiestas de solo cuatro segundos, más de 10,000 veces al día. Este patrón de sueño fragmentado suma más de 11 horas diarias, lo que parece ser suficiente para mantener a los padres alerta y funcionales durante semanas.
Los investigadores estudiaron a 14 pingüinos en una colonia en la Isla Rey Jorge, observando que nunca se sumergían en un sueño prolongado. La siesta más larga registrada fue de solo 34 segundos. “Lo más sorprendente e interesante es el hecho de que pueden lidiar con dormir de manera fragmentada continuamente, día y noche,” comenta Paul-Antoine Libourel, coautor del estudio y especialista en ecofisiología del sueño.
Para recopilar datos sobre la actividad cerebral, los científicos implantaron electrodos en los cráneos de los pingüinos. Esto permitió identificar cuando las aves entraban en un estado de sueño de ondas lentas, una forma dominante de sueño en las aves y que también ocurre en los humanos. Los pingüinos realizaban más de 600 breves episodios de sueño de ondas lentas por hora, y estos episodios se volvían aún más cortos y frecuentes cuando cuidaban de los huevos, posiblemente debido a la necesidad de estar más alerta durante la incubación.