La Agencia Espacial Europea (ESA) está a punto de dar un paso significativo en la investigación solar con la misión Proba-3, cuyo lanzamiento está programado para el 4 de diciembre de 2024. La misión tendrá lugar desde el Centro Espacial Satish Dhawan en Sriharikota, India, a las 4:08 PM hora local (10:38 AM hora del Reino Unido). El costo total de esta ambiciosa misión es de €200 millones, lo que equivale a aproximadamente £166 millones.
El objetivo primordial de Proba-3 es generar eclipses solares artificiales para estudiar la corona solar, la región exterior del Sol que es mucho más caliente que su superficie, con temperaturas que pueden exceder los 1,000,000 °C, en comparación con los 5,500 °C de la superficie solar. Para llevar a cabo esta meta, la misión empleará dos satélites que volarán en formación a una distancia de 144 metros o más y mantendrán una precisión de alineación de menos de un milímetro.
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Durante los dos años que durará la misión, los satélites completarán un ciclo alrededor de la Tierra cada 19.7 horas y se espera que produzcan 50 eclipses artificiales al año, cada uno con una duración de seis horas. Estos eclipses permitirán a los científicos investigar el origen del viento solar, en particular el viento solar lento, que es conocido por su variabilidad y heterogeneidad. Además, la misión tiene el potencial de mejorar las predicciones sobre el clima espacial y las tormentas solares, fenómenos que pueden afectar tanto a los satélites como a las redes de comunicación en la Tierra.
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La tecnología detrás de Proba-3 incluye dos satélites: un Occulter, que bloqueará la luz del Sol, y un Coronagraph, que observará la corona solar. Para mantener la formación y la distancia entre los satélites, se utilizarán sensores ópticos y un sistema láser de precisión. Las primeras imágenes recolectadas por la misión estarán disponibles en marzo de 2025, ofreciendo a los científicos nuevos datos para analizar.
Más allá de sus objetivos científicos directos, la misión Proba-3 también servirá para demostrar la viabilidad de la navegación en formación en el espacio. Esto podría allanar el camino para nuevas configuraciones de observatorios espaciales y permitir futuras operaciones de mantenimiento en satélites o la eliminación de desechos espaciales.
En conclusión, la misión Proba-3 de la ESA representa un avance crucial tanto en la tecnología espacial como en la investigación solar, prometiendo ofrecer nueva información sobre el Sol y su influencia en nuestro sistema solar.
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