La NASA, una entidad que ha sido sinónimo de exploración y descubrimiento, ha establecido un objetivo futurista y ambicioso: construir viviendas en la luna. Este proyecto no solo está destinado a astronautas, sino también a civiles, lo que podría marcar un nuevo capítulo en la historia de la humanidad y la exploración espacial. La colaboración con ICON, que ha sido recompensada con un contrato de $57.2 millones para desarrollar tecnologías de construcción en la luna, es un paso crucial hacia la realización de este objetivo.
La estrategia para construir estas estructuras lunares es tan futurista como el propio objetivo. Se planea enviar una impresora 3D de gran tamaño a la luna, que utilizará concreto lunar, fabricado a partir de rocas lunares, fragmentos minerales y polvo, para construir las estructuras capa por capa. Este enfoque no solo es innovador, sino que también resuelve el problema logístico de transportar materiales de construcción a la luna.
La misión Artemis II, programada para noviembre de 2024, llevará a cuatro miembros de la tripulación a orbitar la luna, mientras que Artemis III, un año después, tiene como objetivo aterrizar humanos en la superficie lunar una vez más. Estas misiones no solo servirán como una demostración de las capacidades actuales de la NASA, sino también como una exploración práctica de los desafíos que los futuros habitantes lunares podrían enfrentar.
Aunque la NASA no ha revelado el precio potencial para los visitantes civiles interesados en una escapada lunar, las implicaciones de tal posibilidad son vastas. La idea de civiles viviendo o visitando la luna plantea preguntas sobre la gobernanza, la ética y la logística de la vida en un entorno tan inhóspito y distante.