Ciencia

Olas de Calor Marinas Provocan Declive Crítico en Población de Ballenas Jorobadas

Un estudio reciente revela una alarmante disminución del 20% en la población de ballenas jorobadas del Pacífico Norte en menos de una década, atribuida a las devastadoras olas de calor marinas exacerbadas por el cambio climático.

Ciencia

Olas de Calor Marinas Provocan Declive Crítico en Población de Ballenas Jorobadas

Un estudio reciente revela una alarmante disminución del 20% en la población de ballenas jorobadas del Pacífico Norte en menos de una década, atribuida a las devastadoras olas de calor marinas exacerbadas por el cambio climático.

“Unas 7.000 ballenas murieron de hambre”

- Ted Cheeseman, biólogo especialista en ballenas de la Universidad de Southern Cross.

28/2/2024

La población de ballenas jorobadas en el Pacífico Norte ha experimentado una disminución alarmante, cayendo un 20% de 33,000 a poco más de 26,600 individuos en menos de una década. Este descenso, destacado en un estudio publicado en la revista Royal Society Open Science, pone de manifiesto las graves repercusiones de las olas de calor marinas en la biodiversidad marina. La investigación, liderada por un equipo de 75 científicos, utilizó avanzadas técnicas de identificación fotográfica para rastrear la población de estas majestuosas criaturas entre 2012 y 2021, revelando resultados más dramáticos de lo esperado.

El estudio identifica a las olas de calor marinas, fenómenos de elevadas temperaturas oceánicas que se han vuelto más frecuentes e intensos debido al cambio climático, como la principal causa de este declive. Estos eventos alteran significativamente los ecosistemas marinos, afectando la disponibilidad de presas cruciales para la dieta de las ballenas, como el krill y pequeños peces. La escasez de alimentos obliga a estas ballenas a gastar más energía en la búsqueda de sustento, lo que repercute negativamente en su salud, tasas de reproducción y supervivencia.

Además de la disminución general, el estudio destaca una caída particularmente pronunciada en el número de ballenas que hibernan en Hawai, con un descenso del 34%. A pesar de que las ballenas jorobadas no están actualmente en peligro de extinción, enfrentan múltiples amenazas derivadas de la actividad humana, como la contaminación acústica y el tráfico marítimo. Este declive poblacional subraya la urgencia de abordar el cambio climático y sus efectos en los océanos para asegurar la supervivencia de estas y otras especies marinas.

La recuperación de las ballenas jorobadas, que parecía prometedora tras la prohibición de la caza comercial en 1982 por la Comisión Ballenera Internacional, se ve ahora amenazada por el calentamiento global. La gran ola de calor marino entre 2014 y 2016, con temperaturas hasta 6 grados Celsius por encima de lo normal, ha tenido un impacto devastador, no solo en las ballenas sino también en otras especies como frailecillos, leones marinos y focas. “Un océano más cálido produce menos alimento”, explica Cheeseman, destacando el declive o la migración del fitoplancton, esencial para la cadena alimentaria oceánica.

Algo Curioso
El uso de inteligencia artificial para el reconocimiento de las marcas únicas en las colas de las ballenas jorobadas ha revolucionado el seguimiento de estas especies, permitiendo a los científicos monitorear sus movimientos y salud a una escala global sin precedentes.

Impacto de las Olas de Calor Marinas en la Cadena Alimenticia

La investigación detalla cómo las olas de calor marinas, particularmente el evento conocido como "El Blob" entre 2014 y 2016, han perturbado los ecosistemas marinos del Pacífico Norte, llevando a una disminución significativa en la disponibilidad de alimentos para las ballenas jorobadas. Estas condiciones extremas, con temperaturas del agua de 3 a 6°C por encima del promedio, han resultado en una menor producción de fitoplancton, un componente vital en la base de la cadena alimentaria marina. La disminución del fitoplancton afecta a toda la red trófica, desde pequeños peces hasta grandes mamíferos marinos, incluidas las ballenas jorobadas, que dependen de una abundante disponibilidad de presas como krill y pequeños peces para sobrevivir y reproducirse.

El estudio subraya que, durante el periodo de calor extremo, se observó una disminución notable en la presencia de ballenas en áreas de alimentación tradicionales, lo que sugiere una búsqueda más amplia y energéticamente costosa de alimento. Esta situación se ve reflejada en la disminución de las tasas de reproducción y el aumento de los avistamientos de ballenas en condiciones de desnutrición, conocidas coloquialmente como "ballenas flacas". Estos individuos presentan una forma corporal angular y reducida, indicativa de una reserva de grasa insuficiente, lo que los hace más susceptibles a enfermedades y reduce su probabilidad de reproducción exitosa.

Desafíos en la Conservación y la Respuesta a la Crisis Climática

La magnitud del impacto de las olas de calor marinas en la población de ballenas jorobadas se evidencia en la reducción de casi 7,000 individuos, marcando un retroceso significativo en los esfuerzos de conservación y recuperación de la especie. Este declive no solo pone de manifiesto la vulnerabilidad de las ballenas jorobadas a las alteraciones de su hábitat alimenticio sino también la interconexión entre el cambio climático y la salud de los ecosistemas marinos.

La crisis que enfrentan las ballenas jorobadas en el Pacífico Norte es un claro indicador de los desafíos emergentes en la conservación marina frente al cambio climático. A pesar de los esfuerzos internacionales para proteger a estas especies, incluida su remoción de la lista de especies en peligro de extinción en algunos países debido a su recuperación, la nueva amenaza climática plantea un desafío sin precedentes. La adaptación y la resiliencia de las ballenas jorobadas a cambios rápidos y severos en su entorno son limitadas, lo que requiere una acción urgente para mitigar los efectos del cambio climático en los océanos.

El estudio recalca la importancia de monitorear continuamente las poblaciones de ballenas jorobadas mediante tecnologías avanzadas de identificación y seguimiento, como el uso de inteligencia artificial en la identificación fotográfica. Estas herramientas no solo permiten una evaluación precisa del estado de las poblaciones sino que también facilitan la identificación de cambios en los patrones de migración y alimentación en respuesta a las alteraciones ambientales.

“Unas 7.000 ballenas murieron de hambre”

- Ted Cheeseman, biólogo especialista en ballenas de la Universidad de Southern Cross.

Feb 28, 2024
Colglobal News

La población de ballenas jorobadas en el Pacífico Norte ha experimentado una disminución alarmante, cayendo un 20% de 33,000 a poco más de 26,600 individuos en menos de una década. Este descenso, destacado en un estudio publicado en la revista Royal Society Open Science, pone de manifiesto las graves repercusiones de las olas de calor marinas en la biodiversidad marina. La investigación, liderada por un equipo de 75 científicos, utilizó avanzadas técnicas de identificación fotográfica para rastrear la población de estas majestuosas criaturas entre 2012 y 2021, revelando resultados más dramáticos de lo esperado.

El estudio identifica a las olas de calor marinas, fenómenos de elevadas temperaturas oceánicas que se han vuelto más frecuentes e intensos debido al cambio climático, como la principal causa de este declive. Estos eventos alteran significativamente los ecosistemas marinos, afectando la disponibilidad de presas cruciales para la dieta de las ballenas, como el krill y pequeños peces. La escasez de alimentos obliga a estas ballenas a gastar más energía en la búsqueda de sustento, lo que repercute negativamente en su salud, tasas de reproducción y supervivencia.

Además de la disminución general, el estudio destaca una caída particularmente pronunciada en el número de ballenas que hibernan en Hawai, con un descenso del 34%. A pesar de que las ballenas jorobadas no están actualmente en peligro de extinción, enfrentan múltiples amenazas derivadas de la actividad humana, como la contaminación acústica y el tráfico marítimo. Este declive poblacional subraya la urgencia de abordar el cambio climático y sus efectos en los océanos para asegurar la supervivencia de estas y otras especies marinas.

La recuperación de las ballenas jorobadas, que parecía prometedora tras la prohibición de la caza comercial en 1982 por la Comisión Ballenera Internacional, se ve ahora amenazada por el calentamiento global. La gran ola de calor marino entre 2014 y 2016, con temperaturas hasta 6 grados Celsius por encima de lo normal, ha tenido un impacto devastador, no solo en las ballenas sino también en otras especies como frailecillos, leones marinos y focas. “Un océano más cálido produce menos alimento”, explica Cheeseman, destacando el declive o la migración del fitoplancton, esencial para la cadena alimentaria oceánica.

La población de ballenas jorobadas en el Pacífico Norte ha experimentado una disminución alarmante, cayendo un 20% de 33,000 a poco más de 26,600 individuos en menos de una década. Este descenso, destacado en un estudio publicado en la revista Royal Society Open Science, pone de manifiesto las graves repercusiones de las olas de calor marinas en la biodiversidad marina. La investigación, liderada por un equipo de 75 científicos, utilizó avanzadas técnicas de identificación fotográfica para rastrear la población de estas majestuosas criaturas entre 2012 y 2021, revelando resultados más dramáticos de lo esperado.

El estudio identifica a las olas de calor marinas, fenómenos de elevadas temperaturas oceánicas que se han vuelto más frecuentes e intensos debido al cambio climático, como la principal causa de este declive. Estos eventos alteran significativamente los ecosistemas marinos, afectando la disponibilidad de presas cruciales para la dieta de las ballenas, como el krill y pequeños peces. La escasez de alimentos obliga a estas ballenas a gastar más energía en la búsqueda de sustento, lo que repercute negativamente en su salud, tasas de reproducción y supervivencia.

Además de la disminución general, el estudio destaca una caída particularmente pronunciada en el número de ballenas que hibernan en Hawai, con un descenso del 34%. A pesar de que las ballenas jorobadas no están actualmente en peligro de extinción, enfrentan múltiples amenazas derivadas de la actividad humana, como la contaminación acústica y el tráfico marítimo. Este declive poblacional subraya la urgencia de abordar el cambio climático y sus efectos en los océanos para asegurar la supervivencia de estas y otras especies marinas.

La recuperación de las ballenas jorobadas, que parecía prometedora tras la prohibición de la caza comercial en 1982 por la Comisión Ballenera Internacional, se ve ahora amenazada por el calentamiento global. La gran ola de calor marino entre 2014 y 2016, con temperaturas hasta 6 grados Celsius por encima de lo normal, ha tenido un impacto devastador, no solo en las ballenas sino también en otras especies como frailecillos, leones marinos y focas. “Un océano más cálido produce menos alimento”, explica Cheeseman, destacando el declive o la migración del fitoplancton, esencial para la cadena alimentaria oceánica.

Algo Curioso
El uso de inteligencia artificial para el reconocimiento de las marcas únicas en las colas de las ballenas jorobadas ha revolucionado el seguimiento de estas especies, permitiendo a los científicos monitorear sus movimientos y salud a una escala global sin precedentes.

Impacto de las Olas de Calor Marinas en la Cadena Alimenticia

La investigación detalla cómo las olas de calor marinas, particularmente el evento conocido como "El Blob" entre 2014 y 2016, han perturbado los ecosistemas marinos del Pacífico Norte, llevando a una disminución significativa en la disponibilidad de alimentos para las ballenas jorobadas. Estas condiciones extremas, con temperaturas del agua de 3 a 6°C por encima del promedio, han resultado en una menor producción de fitoplancton, un componente vital en la base de la cadena alimentaria marina. La disminución del fitoplancton afecta a toda la red trófica, desde pequeños peces hasta grandes mamíferos marinos, incluidas las ballenas jorobadas, que dependen de una abundante disponibilidad de presas como krill y pequeños peces para sobrevivir y reproducirse.

El estudio subraya que, durante el periodo de calor extremo, se observó una disminución notable en la presencia de ballenas en áreas de alimentación tradicionales, lo que sugiere una búsqueda más amplia y energéticamente costosa de alimento. Esta situación se ve reflejada en la disminución de las tasas de reproducción y el aumento de los avistamientos de ballenas en condiciones de desnutrición, conocidas coloquialmente como "ballenas flacas". Estos individuos presentan una forma corporal angular y reducida, indicativa de una reserva de grasa insuficiente, lo que los hace más susceptibles a enfermedades y reduce su probabilidad de reproducción exitosa.

Desafíos en la Conservación y la Respuesta a la Crisis Climática

La magnitud del impacto de las olas de calor marinas en la población de ballenas jorobadas se evidencia en la reducción de casi 7,000 individuos, marcando un retroceso significativo en los esfuerzos de conservación y recuperación de la especie. Este declive no solo pone de manifiesto la vulnerabilidad de las ballenas jorobadas a las alteraciones de su hábitat alimenticio sino también la interconexión entre el cambio climático y la salud de los ecosistemas marinos.

La crisis que enfrentan las ballenas jorobadas en el Pacífico Norte es un claro indicador de los desafíos emergentes en la conservación marina frente al cambio climático. A pesar de los esfuerzos internacionales para proteger a estas especies, incluida su remoción de la lista de especies en peligro de extinción en algunos países debido a su recuperación, la nueva amenaza climática plantea un desafío sin precedentes. La adaptación y la resiliencia de las ballenas jorobadas a cambios rápidos y severos en su entorno son limitadas, lo que requiere una acción urgente para mitigar los efectos del cambio climático en los océanos.

El estudio recalca la importancia de monitorear continuamente las poblaciones de ballenas jorobadas mediante tecnologías avanzadas de identificación y seguimiento, como el uso de inteligencia artificial en la identificación fotográfica. Estas herramientas no solo permiten una evaluación precisa del estado de las poblaciones sino que también facilitan la identificación de cambios en los patrones de migración y alimentación en respuesta a las alteraciones ambientales.

PODRÍA INTERESARTE
 

No tienes acceso

Necesitas una membresía para acceder al contenido de este sitio.
Por favor Regístrate o Ingresa