Ciencia

Recongelar el Ártico: Pruebas Exitosas al Bombear Agua Ultrafría para Engrosar el Hielo Marino

La startup británica Real Ice lleva a cabo una innovadora iniciativa en Cambridge Bay, Nunavut, Canadá, para aumentar el grosor del hielo del Ártico y mitigar su pérdida en verano, empleando bombas sumergibles eléctricas y drones submarinos.

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Recongelar el Ártico: Pruebas Exitosas al Bombear Agua Ultrafría para Engrosar el Hielo Marino

La startup británica Real Ice lleva a cabo una innovadora iniciativa en Cambridge Bay, Nunavut, Canadá, para aumentar el grosor del hielo del Ártico y mitigar su pérdida en verano, empleando bombas sumergibles eléctricas y drones submarinos.

“La intervención humana mediante la geoingeniería debe ser cuidadosamente evaluada para no desviar la atención de las verdaderas causas del cambio climático"

- Advierten científicos críticos del proyecto.

12/12/2024

Real Ice ha implementado un proyecto ambicioso en Cambridge Bay, Nunavut, Canadá, con el propósito de refreezar el hielo del Ártico e intentar frenar su acelerada desaparición durante el verano. La startup planea incrementar el grosor del hielo en una extensión superior a las 1,000,000 kilómetros cuadrados, un área más del doble del tamaño de California. Desde el inicio de las pruebas, Real Ice ha cubierto ya 44,000 metros cuadrados en total, experimentando con diversas técnicas innovadoras para incrementar el grosor del hielo ártico.

El método principal consiste en el uso de bombas sumergibles eléctricas que actúan extrayendo agua del mar y redistribuyéndola en la superficie del hielo. Este proceso facilita la formación de nuevas capas de hielo. Además, se elimina la nieve de la superficie del hielo para favorecer el incremento del grosor en su porción inferior.

Desde enero de 2024, las pruebas se han realizado en Cambridge Bay sobre una superficie de alrededor de 4,087 metros cuadrados, donde se observó un aumento promedio de 50 centímetros en el grosor del hielo entre enero y mayo. Una nueva fase de pruebas echó a andar en noviembre de 2024, cubriendo ahora 40,000 metros cuadrados, con un resultado preliminar de 10 centímetros adicionales en grosor en los primeros diez días. Basados en experiencias anteriores, se espera que el espesor del hielo aumente entre 40 y 79 centímetros conforme avance el proyecto.

El financiamiento de esta iniciativa oscila entre 5,000 y 6,000 millones de dólares anuales para alcanzar el objetivo de cubrir las 1,000,000 kilómetros cuadrados propuestas. Real Ice ha recaudado fondos principalmente de manera autofinanciada, aunque están en búsqueda de apoyo de fondos internacionales y gobiernos. Además, planea comercializar “créditos de enfriamiento” para compensar la contaminación.

En paralelo, se desarrollan drones submarinos alimentados por hidrógeno verde que podrán perforar el hielo desde abajo y rociar agua marina en la superficie, generando más hielo. Se calcula que se necesitarán 500,000 drones para cubrir la operación a gran escala, cuidando de evitar las rutas de migración de animales y las vías de navegación.

A pesar de la innovación y los resultados prometedores, algunos científicos expresan inquietudes. Consideran que los métodos empleados por Real Ice no han sido suficientemente probados a gran escala y podrían implicar riesgos ecológicos. Además, alertan sobre las consecuencias imprevistas de la geoingeniería en el Ártico y el impacto ambiental derivado de una presencia humana sin precedentes en la región.

El problema del deshielo en el Ártico es alarmante: desde mediados de la década de 1980, el hielo marino del Ártico ha disminuido en un 95% respecto al espesor de años anteriores. Se prevé que el Ártico podría experimentar veranos sin hielo tan pronto como en la década de 2030. En una prueba previa, se lograron generar aproximadamente 1,000 toneladas de nuevo hielo en un área equivalente a un campo de fútbol.

Este controversial proyecto representa una apuesta audaz para mitigar la crisis climática en el Ártico, abordando el problema del deshielo mediante tecnología avanzada e ingeniería, aunque no exento de preocupaciones ambientales y éticas.

Algo Curioso

“La intervención humana mediante la geoingeniería debe ser cuidadosamente evaluada para no desviar la atención de las verdaderas causas del cambio climático"

- Advierten científicos críticos del proyecto.

Dec 12, 2024
Colglobal News

Real Ice ha implementado un proyecto ambicioso en Cambridge Bay, Nunavut, Canadá, con el propósito de refreezar el hielo del Ártico e intentar frenar su acelerada desaparición durante el verano. La startup planea incrementar el grosor del hielo en una extensión superior a las 1,000,000 kilómetros cuadrados, un área más del doble del tamaño de California. Desde el inicio de las pruebas, Real Ice ha cubierto ya 44,000 metros cuadrados en total, experimentando con diversas técnicas innovadoras para incrementar el grosor del hielo ártico.

El método principal consiste en el uso de bombas sumergibles eléctricas que actúan extrayendo agua del mar y redistribuyéndola en la superficie del hielo. Este proceso facilita la formación de nuevas capas de hielo. Además, se elimina la nieve de la superficie del hielo para favorecer el incremento del grosor en su porción inferior.

Desde enero de 2024, las pruebas se han realizado en Cambridge Bay sobre una superficie de alrededor de 4,087 metros cuadrados, donde se observó un aumento promedio de 50 centímetros en el grosor del hielo entre enero y mayo. Una nueva fase de pruebas echó a andar en noviembre de 2024, cubriendo ahora 40,000 metros cuadrados, con un resultado preliminar de 10 centímetros adicionales en grosor en los primeros diez días. Basados en experiencias anteriores, se espera que el espesor del hielo aumente entre 40 y 79 centímetros conforme avance el proyecto.

El financiamiento de esta iniciativa oscila entre 5,000 y 6,000 millones de dólares anuales para alcanzar el objetivo de cubrir las 1,000,000 kilómetros cuadrados propuestas. Real Ice ha recaudado fondos principalmente de manera autofinanciada, aunque están en búsqueda de apoyo de fondos internacionales y gobiernos. Además, planea comercializar “créditos de enfriamiento” para compensar la contaminación.

En paralelo, se desarrollan drones submarinos alimentados por hidrógeno verde que podrán perforar el hielo desde abajo y rociar agua marina en la superficie, generando más hielo. Se calcula que se necesitarán 500,000 drones para cubrir la operación a gran escala, cuidando de evitar las rutas de migración de animales y las vías de navegación.

A pesar de la innovación y los resultados prometedores, algunos científicos expresan inquietudes. Consideran que los métodos empleados por Real Ice no han sido suficientemente probados a gran escala y podrían implicar riesgos ecológicos. Además, alertan sobre las consecuencias imprevistas de la geoingeniería en el Ártico y el impacto ambiental derivado de una presencia humana sin precedentes en la región.

El problema del deshielo en el Ártico es alarmante: desde mediados de la década de 1980, el hielo marino del Ártico ha disminuido en un 95% respecto al espesor de años anteriores. Se prevé que el Ártico podría experimentar veranos sin hielo tan pronto como en la década de 2030. En una prueba previa, se lograron generar aproximadamente 1,000 toneladas de nuevo hielo en un área equivalente a un campo de fútbol.

Este controversial proyecto representa una apuesta audaz para mitigar la crisis climática en el Ártico, abordando el problema del deshielo mediante tecnología avanzada e ingeniería, aunque no exento de preocupaciones ambientales y éticas.

Real Ice ha implementado un proyecto ambicioso en Cambridge Bay, Nunavut, Canadá, con el propósito de refreezar el hielo del Ártico e intentar frenar su acelerada desaparición durante el verano. La startup planea incrementar el grosor del hielo en una extensión superior a las 1,000,000 kilómetros cuadrados, un área más del doble del tamaño de California. Desde el inicio de las pruebas, Real Ice ha cubierto ya 44,000 metros cuadrados en total, experimentando con diversas técnicas innovadoras para incrementar el grosor del hielo ártico.

El método principal consiste en el uso de bombas sumergibles eléctricas que actúan extrayendo agua del mar y redistribuyéndola en la superficie del hielo. Este proceso facilita la formación de nuevas capas de hielo. Además, se elimina la nieve de la superficie del hielo para favorecer el incremento del grosor en su porción inferior.

Desde enero de 2024, las pruebas se han realizado en Cambridge Bay sobre una superficie de alrededor de 4,087 metros cuadrados, donde se observó un aumento promedio de 50 centímetros en el grosor del hielo entre enero y mayo. Una nueva fase de pruebas echó a andar en noviembre de 2024, cubriendo ahora 40,000 metros cuadrados, con un resultado preliminar de 10 centímetros adicionales en grosor en los primeros diez días. Basados en experiencias anteriores, se espera que el espesor del hielo aumente entre 40 y 79 centímetros conforme avance el proyecto.

El financiamiento de esta iniciativa oscila entre 5,000 y 6,000 millones de dólares anuales para alcanzar el objetivo de cubrir las 1,000,000 kilómetros cuadrados propuestas. Real Ice ha recaudado fondos principalmente de manera autofinanciada, aunque están en búsqueda de apoyo de fondos internacionales y gobiernos. Además, planea comercializar “créditos de enfriamiento” para compensar la contaminación.

En paralelo, se desarrollan drones submarinos alimentados por hidrógeno verde que podrán perforar el hielo desde abajo y rociar agua marina en la superficie, generando más hielo. Se calcula que se necesitarán 500,000 drones para cubrir la operación a gran escala, cuidando de evitar las rutas de migración de animales y las vías de navegación.

A pesar de la innovación y los resultados prometedores, algunos científicos expresan inquietudes. Consideran que los métodos empleados por Real Ice no han sido suficientemente probados a gran escala y podrían implicar riesgos ecológicos. Además, alertan sobre las consecuencias imprevistas de la geoingeniería en el Ártico y el impacto ambiental derivado de una presencia humana sin precedentes en la región.

El problema del deshielo en el Ártico es alarmante: desde mediados de la década de 1980, el hielo marino del Ártico ha disminuido en un 95% respecto al espesor de años anteriores. Se prevé que el Ártico podría experimentar veranos sin hielo tan pronto como en la década de 2030. En una prueba previa, se lograron generar aproximadamente 1,000 toneladas de nuevo hielo en un área equivalente a un campo de fútbol.

Este controversial proyecto representa una apuesta audaz para mitigar la crisis climática en el Ártico, abordando el problema del deshielo mediante tecnología avanzada e ingeniería, aunque no exento de preocupaciones ambientales y éticas.

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