Ciencia

Suiza crea bioplástico biodegradable y comestible a partir de hongos con células activas

Investigadores del EMPA en Suiza han desarrollado un material a base del micelio del hongo Schizophyllum commune, con propiedades biodegradables y comestibles, capaz de usarse en aplicaciones como bioplásticos, emulsificantes y sensores de humedad, acelerando la reducción de residuos y ofreciendo alternativas a los materiales tradicionales.

Ciencia

Suiza crea bioplástico biodegradable y comestible a partir de hongos con células activas

Investigadores del EMPA en Suiza han desarrollado un material a base del micelio del hongo Schizophyllum commune, con propiedades biodegradables y comestibles, capaz de usarse en aplicaciones como bioplásticos, emulsificantes y sensores de humedad, acelerando la reducción de residuos y ofreciendo alternativas a los materiales tradicionales.

"Hemos logrado una plataforma sostenible que combina funcionalidad, seguridad y biodegradabilidad en materiales avanzados derivados de hongos"

– Destacó el Dr. Gustav Nyström, líder del proyecto en EMPA.

16/5/2025

El Dr. Gustav Nyström y Ashutosh Sinha, ambos del EMPA (Laboratorios Federales Suizos de Ciencia y Tecnología de Materiales), han presentado un material innovador desarrollado a partir del micelio del hongo Schizophyllum commune, también conocido como hongo de las branquias divididas. La investigación, publicada en la revista Advanced Materials el 25 de febrero de 2025 bajo el título "Living Fiber Dispersions from Mycelium as a New Sustainable Platform for Advanced Materials", documenta la creación de un material que incorpora células vivas y presenta una serie de propiedades únicas con potencial impacto en industrias diversas.


El material es biodegradable, incorporando células vivas de micelio que facilitan no solo su descomposición sino la aceleración del compostaje de desechos orgánicos. A diferencia de bioplásticos convencionales, esta película es casi transparente, cuenta con buena resistencia a la tracción y es comestible, garantizando seguridad en su consumo. Este carácter comestible y biodegradable permite su utilización directa en contacto con alimentos y en aplicaciones donde la sustentabilidad es prioritaria.


Las fibras miceliales contienen moléculas auxiliares que dotan al material de capacidad emulsificante natural, lo que refuerza su utilidad en la preservación y mejora de la textura tanto de alimentos como de cosméticos. En pruebas, las emulsiones vivas formadas con el material presentaron una separación de fases 3.6 veces más lenta que las convencionales, aumentando la estabilidad y vida útil de los productos procesados. Además, las películas vivas obtuvieron una resistencia a la tracción 2.5 veces mayor al crecer, lo que permite manipulación y procesamiento eficientes.


Entre las aplicaciones mencionadas por los responsables destacan la producción de bolsas biodegradables para compostar residuos alimentarios en ámbitos urbanos y el desarrollo de sensores de humedad biodegradables, que reaccionan de forma reversible a modificaciones ambientales. El ajuste de humedad, además, permite modular las propiedades mecánicas del material y activar patrones superhidrofóbicos en distintas superficies.


El avance técnico incluye la dispersión de fibras vivas o LFD (Living Fiber Dispersions), que confiere al material dinamismo incluso en ausencia de nutrientes, ampliando el abanico de aplicaciones. El sustrato de micelio utilizado integra polisacárido schizophyllan y la proteína hydrophobin, componentes obtenidos a partir del cultivo del hongo en residuos agrícolas, lo que fortalece el perfil de sostenibilidad.


BV. EMPAs también investiga empaques de micelio que sean ligeros, sostenibles y resistentes, así como alternativas biodegradables para reemplazar materiales de embalaje plásticos. Actualmente, se exploran usos en la construcción y en la creación de biobaterías respetuosas con el ambiente.


Este desarrollo suizo marca un avance significativo en innovación de materiales, presentando opciones tangibles para la reducción de residuos e impulsando la transición hacia una economía circular mediante nuevas plataformas basadas en micelio de hongos.

Algo Curioso

"Hemos logrado una plataforma sostenible que combina funcionalidad, seguridad y biodegradabilidad en materiales avanzados derivados de hongos"

– Destacó el Dr. Gustav Nyström, líder del proyecto en EMPA.

May 16, 2025
Colglobal News

El Dr. Gustav Nyström y Ashutosh Sinha, ambos del EMPA (Laboratorios Federales Suizos de Ciencia y Tecnología de Materiales), han presentado un material innovador desarrollado a partir del micelio del hongo Schizophyllum commune, también conocido como hongo de las branquias divididas. La investigación, publicada en la revista Advanced Materials el 25 de febrero de 2025 bajo el título "Living Fiber Dispersions from Mycelium as a New Sustainable Platform for Advanced Materials", documenta la creación de un material que incorpora células vivas y presenta una serie de propiedades únicas con potencial impacto en industrias diversas.


El material es biodegradable, incorporando células vivas de micelio que facilitan no solo su descomposición sino la aceleración del compostaje de desechos orgánicos. A diferencia de bioplásticos convencionales, esta película es casi transparente, cuenta con buena resistencia a la tracción y es comestible, garantizando seguridad en su consumo. Este carácter comestible y biodegradable permite su utilización directa en contacto con alimentos y en aplicaciones donde la sustentabilidad es prioritaria.


Las fibras miceliales contienen moléculas auxiliares que dotan al material de capacidad emulsificante natural, lo que refuerza su utilidad en la preservación y mejora de la textura tanto de alimentos como de cosméticos. En pruebas, las emulsiones vivas formadas con el material presentaron una separación de fases 3.6 veces más lenta que las convencionales, aumentando la estabilidad y vida útil de los productos procesados. Además, las películas vivas obtuvieron una resistencia a la tracción 2.5 veces mayor al crecer, lo que permite manipulación y procesamiento eficientes.


Entre las aplicaciones mencionadas por los responsables destacan la producción de bolsas biodegradables para compostar residuos alimentarios en ámbitos urbanos y el desarrollo de sensores de humedad biodegradables, que reaccionan de forma reversible a modificaciones ambientales. El ajuste de humedad, además, permite modular las propiedades mecánicas del material y activar patrones superhidrofóbicos en distintas superficies.


El avance técnico incluye la dispersión de fibras vivas o LFD (Living Fiber Dispersions), que confiere al material dinamismo incluso en ausencia de nutrientes, ampliando el abanico de aplicaciones. El sustrato de micelio utilizado integra polisacárido schizophyllan y la proteína hydrophobin, componentes obtenidos a partir del cultivo del hongo en residuos agrícolas, lo que fortalece el perfil de sostenibilidad.


BV. EMPAs también investiga empaques de micelio que sean ligeros, sostenibles y resistentes, así como alternativas biodegradables para reemplazar materiales de embalaje plásticos. Actualmente, se exploran usos en la construcción y en la creación de biobaterías respetuosas con el ambiente.


Este desarrollo suizo marca un avance significativo en innovación de materiales, presentando opciones tangibles para la reducción de residuos e impulsando la transición hacia una economía circular mediante nuevas plataformas basadas en micelio de hongos.

El Dr. Gustav Nyström y Ashutosh Sinha, ambos del EMPA (Laboratorios Federales Suizos de Ciencia y Tecnología de Materiales), han presentado un material innovador desarrollado a partir del micelio del hongo Schizophyllum commune, también conocido como hongo de las branquias divididas. La investigación, publicada en la revista Advanced Materials el 25 de febrero de 2025 bajo el título "Living Fiber Dispersions from Mycelium as a New Sustainable Platform for Advanced Materials", documenta la creación de un material que incorpora células vivas y presenta una serie de propiedades únicas con potencial impacto en industrias diversas.


El material es biodegradable, incorporando células vivas de micelio que facilitan no solo su descomposición sino la aceleración del compostaje de desechos orgánicos. A diferencia de bioplásticos convencionales, esta película es casi transparente, cuenta con buena resistencia a la tracción y es comestible, garantizando seguridad en su consumo. Este carácter comestible y biodegradable permite su utilización directa en contacto con alimentos y en aplicaciones donde la sustentabilidad es prioritaria.


Las fibras miceliales contienen moléculas auxiliares que dotan al material de capacidad emulsificante natural, lo que refuerza su utilidad en la preservación y mejora de la textura tanto de alimentos como de cosméticos. En pruebas, las emulsiones vivas formadas con el material presentaron una separación de fases 3.6 veces más lenta que las convencionales, aumentando la estabilidad y vida útil de los productos procesados. Además, las películas vivas obtuvieron una resistencia a la tracción 2.5 veces mayor al crecer, lo que permite manipulación y procesamiento eficientes.


Entre las aplicaciones mencionadas por los responsables destacan la producción de bolsas biodegradables para compostar residuos alimentarios en ámbitos urbanos y el desarrollo de sensores de humedad biodegradables, que reaccionan de forma reversible a modificaciones ambientales. El ajuste de humedad, además, permite modular las propiedades mecánicas del material y activar patrones superhidrofóbicos en distintas superficies.


El avance técnico incluye la dispersión de fibras vivas o LFD (Living Fiber Dispersions), que confiere al material dinamismo incluso en ausencia de nutrientes, ampliando el abanico de aplicaciones. El sustrato de micelio utilizado integra polisacárido schizophyllan y la proteína hydrophobin, componentes obtenidos a partir del cultivo del hongo en residuos agrícolas, lo que fortalece el perfil de sostenibilidad.


BV. EMPAs también investiga empaques de micelio que sean ligeros, sostenibles y resistentes, así como alternativas biodegradables para reemplazar materiales de embalaje plásticos. Actualmente, se exploran usos en la construcción y en la creación de biobaterías respetuosas con el ambiente.


Este desarrollo suizo marca un avance significativo en innovación de materiales, presentando opciones tangibles para la reducción de residuos e impulsando la transición hacia una economía circular mediante nuevas plataformas basadas en micelio de hongos.

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