La especie de pez pulmonado sudamericano, Lepidosiren paradoxa, ha capturado la atención de la comunidad científica al ser identificado como el animal con el genoma más grande secuenciado hasta la fecha. Este pez posee un genoma de aproximadamente 91 mil millones de bases de ADN, comparado con los cerca de 3 mil millones de bases del genoma humano, lo que equivale a una longitud 30 veces mayor.
El estudio, publicado en la prestigiosa revista Nature (Clic), destaca que el genoma de L. paradoxa supera incluso al del pez pulmonado australiano (Neoceratodus forsteri), que hasta ahora tenía el récord con un genoma más del doble de grande. A pesar del tamaño colosal de su genoma, L. paradoxa contiene aproximadamente 20,000 secuencias codificadoras de proteínas, un número similar al de los humanos. Sin embargo, una diferencia clave es la composición del genoma: alrededor del 90% del genoma de L. paradoxa está formado por elementos transponibles, secuencias repetitivas que pueden copiarse a sí mismas e insertarse en otras partes del ADN. En contraste, solo el 40% del genoma humano está compuesto por estos elementos.
Los peces pulmonados, considerados como fósiles vivientes, comparten un ancestro común con todos los vertebrados de cuatro extremidades (tetrapodos). Según el estudio, se estima que L. paradoxa ha añadido el equivalente a un genoma humano a su ADN cada 10 millones de años. Esta expansión del genoma se debe a la pérdida de genes reguladores clave, permitiendo que los elementos transponibles se multipliquen sin control.

La gran cantidad de ADN en L. paradoxa implica un alto costo energético para la célula, ya que el núcleo y la célula deben ser significativamente más grandes para albergarlo. Aunque un genoma más grande puede ayudar a un organismo a adaptarse a condiciones cambiantes, también podría ser perjudicial si los genes que aseguran la viabilidad del organismo no se regulan adecuadamente.
Aunque L. paradoxa tiene el genoma más grande de los animales, el título del genoma más grande en general pertenece a la planta Tmesipteris oblanceolate, con 160 mil millones de bases. Otros organismos, como el arbusto japonés Paris japonica, también presentan genomas de tamaños imponentes.
La investigación, liderada por Axel Meyer y Manfred Schartl, ha involucrado la secuenciación de los genomas de diversas especies de peces pulmonados con el fin de entender mejor la evolución de los vertebrados. Este trabajo proporciona una visión profunda de la diversidad genética de los peces pulmonados y ofrece pistas cruciales sobre cómo los primeros vertebrados pudieron adaptarse a la vida terrestre.
Este hallazgo no solo abre nuevas vías para la investigación genética, sino que también plantea preguntas sobre la forma en que los genomas masivos pueden haber influido en la evolución y la adaptación de diversas especies. Los conocimientos obtenidos podrían transformar nuestra comprensión de la biología evolutiva y la genética de adaptación. A pesar de tener el mayor genoma conocido en el reino animal, Lepidosiren paradoxa tiene un número de genes codificadores de proteínas sorprendentemente similar al de los humanos, mostrándonos cómo la cantidad de ADN y la funcionalidad genética pueden ser dispares.