El reciente estudio publicado en la revista Nature expone los hallazgos del análisis de un fósil de Archaeopteryx, considerado el primer dinosaurio capaz de volar. El ejemplar, descubierto hace 160 años en una cantera de Alemania y adquirido por el Field Museum en 2022, conserva en detalle las plumas tertiales, que se encuentran en el hueso del brazo superior y que forman una transición aerodinámica entre el ala y el cuerpo. Estas plumas no están presentes en dinosaurios emplumados incapaces de volar, lo que sugiere un cambio evolutivo esencial para el vuelo.
La investigación, liderada por la Dra. Jingmai O’Connor, señala que Archaeopteryx presenta adaptaciones clave para el vuelo que no aparecen en especies cercanas. Mientras que los dinosaurios no aviares con plumas carecen de plumas hasta el codo, en Archaeopteryx estas alcanzan el brazo superior y presentan asimetría, una característica fundamental para la generación de empuje. Además, posee un húmero muy largo que crea un espacio isolado por las plumas primarias y secundarias, evitando que el aire interfiera en la sustentación, lo que resulta imprescindible para el despegue.

El fósil también evidencia características morfológicas distintivas: mandíbulas con dientes afilados, una larga cola ósea y dedos en los pies con garras extensibles. Estas particularidades refuerzan la posición intermedia del Archaeopteryx entre dinosaurios y aves modernas. El análisis anatómico publicado incluye modelos 3D de elementos craneales y reconstrucciones del paladar, documentando huesos en el techo de la boca que suponen un paso intermedio hacia la quinesis craneal, la capacidad de mover el pico independientemente del cráneo, presente en las aves actuales.
La presencia de pequeñas escamas conservadas en las almohadillas de los pies sugiere comportamientos de locomoción terrestre y habilidades para trepar árboles. El espécimen exhibe además detalles anatómicos que contribuyen a esclarecer la evolución de las aves a partir de los dinosaurios.
Este estudio aporta datos cruciales al debate sobre cómo y cuándo se produjeron las adaptaciones necesarias para el vuelo en las aves, identificando la combinación de plumas tertiales especializadas, huesos del antebrazo alargados y plumas asimétricas como los elementos determinantes en la transición evolutiva hacia el vuelo activo.