Los centros de datos, esenciales para mantener en funcionamiento servicios digitales como búsquedas en línea, streaming y redes sociales, están siendo objeto de escrutinio debido a su alto consumo de agua. En Uruguay, un plan para construir un centro de datos de Google que utilizará millones de litros de agua al día ha generado indignación. El país enfrenta su peor sequía en 74 años, con escaseces de agua tan graves que se ha declarado un estado de emergencia en Montevideo. Las autoridades han recurrido a mezclar agua salada con el suministro de agua potable, lo que ha provocado protestas generalizadas.
Los críticos argumentan que el gobierno está priorizando el agua para transnacionales y agroindustrias en detrimento de sus propios ciudadanos. Daniel Pena, investigador de la Universidad de la República en Montevideo, señaló que la mayoría del agua en Uruguay se utiliza para grandes industrias agropecuarias, como la soya, el arroz y la pulpa de madera. Ahora, con Google planeando usar enormes cantidades de agua, la preocupación crece.
Por otro lado, en Arizona, Meta ha lanzado un nuevo modelo de IA llamado Llama 2, que según las estimaciones del investigador Shaolei Ren, ha consumido una gran cantidad de agua durante su entrenamiento. Estos centros de datos, que ya consumen mucha energía, están aumentando su huella hídrica, lo que genera preocupaciones sobre la sostenibilidad de estas operaciones en áreas propensas a la sequía.
La creciente demanda de servicios digitales y la necesidad de centros de datos más potentes y eficientes están en conflicto directo con la necesidad de conservar recursos vitales en regiones afectadas por el cambio climático. La intersección de la tecnología y el medio ambiente nunca ha sido tan crítica.