Las raíces de la llamada «mafia de PayPal» se hunden profundamente en el contexto histórico y social de la Sudáfrica del apartheid, un sistema de segregación racial que marcó a toda una generación. Entre sus figuras más prominentes se encuentran Elon Musk y Peter Thiel, dos multimillonarios cuyas trayectorias personales y profesionales están inextricablemente ligadas a este oscuro pasado.
Elon Musk, nacido en 1971 en Pretoria, creció en un entorno de privilegios reservados exclusivamente para la minoría blanca. Su familia disfrutaba de una vida de lujo, con propiedades, vehículos de alta gama e incluso un avión privado. Este estilo de vida opulento era posible gracias a un sistema que oprimía a la mayoría negra del país. Aunque Musk ha afirmado que su familia no apoyaba abiertamente el apartheid, su abuelo materno, Joshua Haldeman, fue un defensor del régimen y simpatizante de ideologías extremistas, incluyendo el fascismo. Haldeman se mudó a Sudáfrica en 1950, atraído por las políticas del Partido Nacional, que institucionalizaron la segregación racial.
Por su parte, Peter Thiel, cofundador de PayPal y uno de los principales donantes de la campaña de Donald Trump, pasó parte de su infancia en Swakopmund, Namibia, una ciudad que, incluso décadas después de la Segunda Guerra Mundial, mantenía viva la glorificación del nazismo. Thiel asistió a escuelas donde se veneraba a Hitler y se promovía una visión distorsionada de la historia. Aunque Thiel ha negado haber apoyado el apartheid, su biografía de 2021, *The Contrarian*, revela que durante su época en la Universidad de Stanford defendió el sistema sudafricano como "económicamente viable".
El apartheid no fue solo un sistema de segregación racial; fue una maquinaria diseñada para mantener el poder y los privilegios de la minoría blanca. Los afrikáneres, descendientes de colonos holandeses, se veían a sí mismos como víctimas de un conflicto histórico, justificando su dominio sobre la población negra como una necesidad para preservar su cultura y seguridad. Esta narrativa se inculcaba en las escuelas, donde a los niños blancos se les enseñaba que eran superiores y que su posición en la sociedad era el resultado natural de su esfuerzo y capacidad.
Musk y Thiel no son los únicos miembros de la «mafia de PayPal» con vínculos en Sudáfrica. David Sacks, exdirector de operaciones de la empresa, también nació en Ciudad del Cabo y creció en la diáspora sudafricana. Roelof Botha, exdirector financiero de PayPal, es nieto de Pik Botha, quien fue ministro de Asuntos Exteriores durante el régimen del apartheid. Aunque Botha ha mantenido un perfil político más discreto, su conexión con el pasado sudafricano es innegable.
La influencia de estos hombres en la industria tecnológica y la política estadounidense es inmensurable. Musk, a través de su plataforma X (anteriormente Twitter), ha promovido teorías conspirativas de extrema derecha, como el "gran reemplazo" y el "genocidio blanco", ideas que encuentran eco en su experiencia en una Sudáfrica dividida por el racismo institucionalizado. Thiel, por su parte, ha criticado abiertamente la democracia y ha expresado su desprecio por los programas de bienestar social y el derecho al voto de las mujeres, argumentando que estos debilitan el capitalismo.
El contexto en el que Musk y Thiel crecieron no solo moldeó sus visiones del mundo, sino que también les proporcionó una mentalidad que combina el libertarismo extremo con una desconfianza profunda hacia cualquier forma de gobierno que no beneficie directamente a las élites. En Sudáfrica, el apartheid no solo segregaba a las personas por su raza, sino que también creaba una jerarquía social en la que los blancos se veían a sí mismos como los únicos capaces de dirigir y prosperar. Esta mentalidad de superioridad y autosuficiencia se refleja en las actitudes de Musk y Thiel hacia la política y los negocios.
Aunque algunos argumentan que es simplista atribuir las acciones actuales de estas figuras únicamente a su infancia en Sudáfrica, es innegable que el apartheid dejó una huella profunda en su forma de pensar. Musk, por ejemplo, ha expresado su preocupación por un supuesto "genocidio blanco" en Sudáfrica, una teoría conspirativa que ha sido desacreditada pero que encuentra resonancia en su experiencia personal. Thiel, por su parte, ha abogado por la creación de sociedades utópicas fuera del control gubernamental, una idea que refleja su desconfianza hacia las instituciones democráticas.
En última instancia, la historia de la «mafia de PayPal» es un recordatorio de cómo el contexto social y político en el que crecemos puede influir en nuestras creencias y acciones, incluso décadas después. Para Musk, Thiel y otros, el apartheid no fue solo un sistema de gobierno; fue una forma de vida que les enseñó a ver el mundo a través de la lente de la jerarquía y el privilegio. Y aunque han logrado un éxito sin precedentes en el mundo de la tecnología, su legado sigue estando marcado por las sombras de un pasado que muchos preferirían olvidar.