Google ha confirmado el despido de 28 de sus empleados tras una serie de protestas y plantones que duraron cerca de 10 horas en varias de sus oficinas en Estados Unidos. Estas acciones, organizadas por el grupo No Tech for Apartheid, surgen en respuesta al involucramiento de Google en el Proyecto Nimbus, un contrato de $1.2 mil millones con el gobierno israelí para suministrar servicios de computación en la nube. Los despidos ocurrieron luego de que la empresa declarase que tales actos eran una violación clara de sus políticas internas, argumentando que dichas protestas interrumpieron las operaciones diarias y crearon un ambiente de trabajo hostil.
Google, que generalmente promueve una cultura de debate abierto, parece estar revaluando su postura frente a las protestas de empleados, lo que ha levantado preocupaciones sobre la libertad de expresión dentro de la empresa. Según un memorando interno, la compañía subraya que cualquier comportamiento que impida el trabajo de otros es inaceptable y será sujeto de sanciones, incluyendo el despido.
En respuesta a los despidos, el grupo No Tech for Apartheid acusó a Google de realizar un acto de represalia, destacando que incluso empleados que no participaron directamente en las protestas fueron despedidos. Esta situación ha agravado las tensiones dentro de la empresa, poniendo en relieve la creciente disputa entre las políticas corporativas de Google y los derechos de sus trabajadores a protestar y expresar desacuerdo.