El insólito hallazgo de un iPhone en una carretera cerca de Portland, Oregon, ha capturado la atención del público y de los medios de comunicación. El dispositivo, encontrado por Sean Bates, un residente local, se cree que fue succionado de un avión de Alaska Airlines durante un vuelo. Lo más sorprendente es que el teléfono sobrevivió a una caída de casi 5 kilómetros, un hecho que desafía las expectativas comunes sobre la durabilidad de los dispositivos electrónicos.
El iPhone fue hallado en modo avión, con la mitad de su batería y mostrando una confirmación de equipaje de Alaska Airlines. A pesar de la altura desde la que cayó, el teléfono no presentaba daños significativos, una circunstancia que ha generado asombro y especulaciones sobre cómo pudo sobrevivir a tal impacto. Bates, al encontrar el teléfono, inicialmente dudó de su origen, pero la información en la pantalla y su estado intacto apuntaban a su conexión con el incidente aéreo.
Este evento no solo destaca la resistencia del iPhone, sino que también arroja luz sobre un incidente más amplio que involucra a Alaska Airlines. Según los informes, durante el vuelo en cuestión, una puerta del avión se desprendió, lo que resultó en la pérdida de varios objetos desde la aeronave. El hecho de que el teléfono haya sobrevivido a una caída desde tal altura y haya sido encontrado en buenas condiciones es un testimonio de su diseño robusto y, posiblemente, de las circunstancias afortunadas que amortiguaron su caída.
La recuperación del iPhone no solo es notable por su resistencia, sino que también ha proporcionado información valiosa para la investigación del incidente con el avión. La información contenida en el dispositivo podría ofrecer pistas sobre los momentos previos a la pérdida de la puerta del avión y ayudar a esclarecer las circunstancias del incidente. Este hallazgo fortuito demuestra cómo los objetos cotidianos pueden desempeñar un papel inesperado en la resolución de misterios aeronáuticos.