En septiembre del año pasado, la Fuerza Aérea de EE.UU., en colaboración con la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA), realizó un combate aéreo histórico en la Base Aérea de Edwards, California. Un jet F-16, manejado por inteligencia artificial (IA), se enfrentó a otro F-16 pilotado por un humano, alcanzando velocidades de hasta 1,200 millas por hora. Este test forma parte del programa Evolución del Combate Aéreo (ACE), que busca integrar tecnologías autónomas en escenarios de combate real.
Ambos jets, incluyendo la variante experimental X-62A VISTA del F-16, demostraron habilidades tácticas en enfrentamientos de alta maniobra, conocidos como "dogfights". A pesar de la intensidad y la complejidad del escenario, los pilotos humanos presentes en el X-62A no necesitaron intervenir en ningún momento, lo que demuestra la fiabilidad y la precisión del sistema de IA desarrollado.
Este evento no solo probó la capacidad operativa de la IA en condiciones extremas, sino que también estableció un precedente para futuras aplicaciones militares y civiles de tecnologías autónomas. Según Bill Gray, el piloto de pruebas jefe de la escuela de pilotos de pruebas de la Fuerza Aérea, "cada lección que aprendemos se puede aplicar a cualquier tarea que podríamos asignar a un sistema autónomo".