El panorama global de la inteligencia artificial (IA) podría experimentar muy pronto un cambio trascendental con la posible llegada de la inteligencia artificial general (IAG), definida como sistemas capaces de realizar casi cualquier tarea cognitiva que un ser humano puede hacer. De acuerdo con expertos de diversas instituciones y laboratorios de desarrollo, estos sistemas podrían estar a uno o dos años de distancia, mientras que algunos escenarios consideran un posible horizonte para 2026 o 2027.
Empresas líderes en el sector tecnológico como OpenAI, Google DeepMind y Anthropic proyectan avances significativos en la materia. Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, señaló que "ya están apareciendo sistemas que empiezan a apuntar hacia la IAG", mientras que Demis Hassabis, de Google DeepMind, estima que esta tecnología podría realizarse en un plazo de tres a cinco años. Por su parte, Dario Amodei, CEO de Anthropic, afirmó que podría faltar un año para que ciertos sistemas sean mucho más inteligentes que los humanos en casi todo.
A pesar de estas predicciones, la IAG sigue siendo un tema polémico, ya que un segmento de la población permanece escéptico sobre su existencia o utilidad, lo que para los expertos se traduce en un falso sentido de seguridad. No obstante, diversos investigadores, incluidos los pioneros en IA Geoffrey Hinton y Yoshua Bengio, han subrayado la importancia de prepararse para su impacto. Según reportes, las instituciones alrededor del mundo no cuentan con un plan adecuado para mitigar los riesgos potenciales ni aprovechar sus beneficios.
El progreso actual de la IA ya supone avances significativos. En 2022, los modelos de IA aún presentaban limitaciones en aritmética básica y razonamiento complejo. Hoy, en contraste, los modelos demostraron estar a la altura de tareas específicas como lograr puntajes de nivel de medallista en la Olimpiada Internacional de Matemáticas. En aplicaciones laborales, Jared Friedman, de la aceleradora Y Combinator, comentó que "una cuarta parte de las startups actuales usa IA para escribir casi todo su código", resaltando la rapidez con la que estas herramientas están desplazando tareas humanas.
Sin embargo, la velocidad del desarrollo de estas capacidades también ha generado alarmas entre quienes tienen acceso a los sistemas más avanzados. Laboratorios e industrias trabajan en la evaluación y contención de propiedades potencialmente preocupantes, como la capacidad para engañar o conspirar de forma autónoma. El tema plantea una complejidad enorme que abarca dimensiones políticas, económicas y sociales, tales como el impacto en empleos, cambios en la estabilidad geopolítica y la redistribución de la riqueza.
A nivel técnico, diseños como los modelos de razonamiento han mostrado importantes avances. GPT-4o, un modelo estándar de OpenAI, alcanzó un 9 % de aciertos en AIME 2024, una prueba de problemas matemáticos muy complejos; no obstante, o1, un modelo de razonamiento lanzado meses después, incrementó esta cifra al 74 %. Este ritmo acelerado de mejora subraya la urgencia de estar preparados para un posible cambio global en las dinámicas de inteligencia y tecnología.
Pese a las discusiones, muchos expertos aseguran que estamos actualmente ante un panorama subestimado. Hasta ahora, más de 400 millones de personas han adoptado herramientas como ChatGPT, y las grandes corporaciones y gobiernos invierten sumas multimillonarias en la carrera por liderar este avance. Sin embargo, faltan estrategias claras en ámbitos como la regulación, ciberseguridad, infraestructura energética o educación para actuar frente a las consecuencias.
Avances similares en redes sociales y otras tecnologías han demostrado cómo nuevos sistemas pueden impactar de forma dramática al tejido social y político. "Durante el último año o dos, lo que solía llamarse 'plazos cortos' para la IAG se ha convertido casi en un consenso", comentó Miles Brundage, exinvestigador de OpenAI. Por ello, los especialistas advierten que ignorar las señales actuales podría ser una pérdida crítica, tanto por los beneficios como por los riesgos asociados.
La llegada de la IAG podría generar billones de dólares en valor económico, influir en el poder político global y transformar nuestras formas de vida. Sin embargo, el consenso en la comunidad científica es claro: el tiempo para actuar es limitado, y la preparación institucional es clave en este proceso.
El modelo más reciente "o1" de OpenAI, basado en el razonamiento, logró aumentar su precisión en problemas matemáticos complejos del 9 % al 74 % en cuestión de meses, marcando un progreso notable respecto a sus predecesores.