El sedentarismo, definido como la falta de actividad física, se ha convertido en una preocupación creciente en la salud pública global. Datos recientes del Ministerio de Sanidad español muestran que un porcentaje significativo de la población adulta pasa su tiempo libre de manera sedentaria, lo que se suma a empleos mayormente inactivos. Esta tendencia ha llevado a un aumento en el gasto del sistema público de salud y se asocia con el desarrollo de diversas enfermedades.
Un estudio publicado en el British Journal of Sports Medicine, que analizó datos de casi 12.000 participantes mayores de 50 años de Noruega, Suecia y Estados Unidos, concluyó que tan solo 22 minutos diarios de ejercicio moderado a vigoroso podrían neutralizar los efectos negativos del sedentarismo. Este hallazgo es significativo, ya que sugiere que incluso pequeñas cantidades de actividad física pueden tener un impacto positivo en la salud.
La investigación destaca que estos 22 minutos de actividad no necesitan realizarse de manera continua, sino que pueden dividirse en varios episodios a lo largo del día. Esto es especialmente relevante para personas con estilos de vida ocupados, ya que proporciona una forma flexible y accesible de mejorar la salud sin necesidad de dedicar grandes bloques de tiempo al ejercicio.
Los expertos en salud cardiovascular y oncología respaldan estos hallazgos, enfatizando el papel crucial del ejercicio en la prevención de enfermedades crónicas. La actividad física no solo beneficia directamente al corazón y al sistema circulatorio, sino que también mejora otros factores de riesgo cardiovascular y reduce la mortalidad por cáncer. La recomendación de incorporar actividad física moderada a vigorosa en la rutina diaria es un mensaje claro para combatir los efectos del estilo de vida sedentario.