Un equipo de investigadores de la Universidad Johns Hopkins ha desarrollado un organoide cerebral completo, denominado organoide de cerebro de múltiples regiones (MRBO), que representa una reproducción avanzada de la arquitectura y funcionamiento de un cerebro humano en etapa fetal temprana. El MRBO contiene entre 6 y 7 millones de neuronas interconectadas, una cifra notablemente menor que los varios miles de millones hallados en cerebros adultos, pero significativamente superior a la mayoría de modelos previos empleados en laboratorio.
Este modelo integra tejidos neuronales de múltiples regiones cerebrales conectados entre sí y presenta vasos sanguíneos básicos que permiten simular condiciones fisiológicas más cercanas a las humanas. El organoide exhibe una composición celular que refleja aproximadamente el 80% de los tipos neuronales característicos de las primeras fases del desarrollo cerebral humano. Su perfil morfológico y funcional se corresponde con un cerebro fetal humano de 40 días.
Además de la presencia de varios tipos neuronales, el MRBO ha mostrado la formación temprana de una barrera hematoencefálica, responsable de regular el paso de sustancias entre el sistema circulatorio y el tejido cerebral, algo esencial para el desarrollo y la investigación de terapias farmacológicas.
El avance tiene relevancia directa para la investigación de trastornos neuropsiquiátricos como el autismo y la esquizofrenia, permitiendo a los científicos observar el desarrollo de estas condiciones en tiempo real y evaluar la eficacia de tratamientos específicos. Gracias a este modelo, se pueden diseñar terapias personalizadas y reducir la dependencia de modelos animales, cuya biología muchas veces difiere significativamente de la humana y complica la translación de resultados.
En el campo del desarrollo de fármacos, el MRBO ofrece ventajas sustanciales: la tasa de fracaso en ensayos clínicos para nuevos medicamentos oscila entre el 85% y el 90%, y en el caso de fármacos neuropsiquiátricos asciende al 96%. El uso de organoides cerebrales puede incrementar la precisión y reducir las altas tasas de fracaso asociadas al uso de modelos convencionales.
Los resultados de la investigación, publicados en la revista Advanced Science, evidencian que estos organoides pueden ejecutar tareas cognitivas simples, como memoria y aprendizaje. Versiones más sofisticadas han llegado incluso a desempeñarse en juegos simples dentro de entornos tridimensionales, lo que refuerza su potencial investigativo.
La obtención de estos organoides se realiza a partir de células madre pluripotentes, ya sean embrionarias o inducidas, cultivadas bajo condiciones que propician su autoorganización y la aparición ordenada de patrones tisulares. Los organoides han sido empleados en estudios genéticos de trastornos del desarrollo neurológico y han permitido identificar diferencias moleculares en modelos derivados de individuos con autismo respecto a controles sanos.
Este avance posiciona a los organoides cerebrales como una herramienta crucial para el estudio de la neurociencia humana y el desarrollo de tratamientos dirigidos a enfermedades cerebrales y trastornos psiquiátricos, aportando un modelo de alta fidelidad y funcionalidad que supera las limitaciones de los métodos experimentales tradicionales.