Desde la firma del Acuerdo de París en 2016, la preocupación por el cambio climático ha escalado globalmente, sin embargo, un informe reciente indica que 57 de las mayores empresas productoras de petróleo, gas, carbón y cemento son directamente responsables de aproximadamente el 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero mundiales. Este grupo incluye tanto corporaciones multinacionales con accionistas como empresas controladas por el estado, subrayando la influencia significativa que ejercen en la crisis climática global.
A pesar de los compromisos internacionales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, se ha observado que la mayoría de estos grandes productores han incrementado su producción de combustibles fósiles y, consecuentemente, sus emisiones relacionadas, en los siete años posteriores al Acuerdo de París. Este incremento contrasta alarmantemente con las necesidades globales de mitigación del cambio climático y pone en riesgo los objetivos establecidos para limitar el calentamiento global.
El informe destaca cómo las compañías estatales y las de propiedad privada, particularmente en el sector del carbón asiático, han aumentado sus emisiones, contradiciendo las advertencias de entidades como la Agencia Internacional de Energía, que señala la incompatibilidad de nuevos desarrollos de campos petrolíferos y gasíferos con los objetivos climáticos seguros. ExxonMobil de Estados Unidos fue señalada como la mayor contribuyente individual a las emisiones, seguida de cerca por otras gigantes energéticas como Shell, BP, Chevron y TotalEnergies.
Esta concentración de responsabilidad en un número tan reducido de entidades ha alimentado un debate sobre la necesidad de una mayor transparencia y rendición de cuentas en el sector energético. El hecho de que un segmento tan pequeño de la industria sea capaz de influir de manera tan significativa en el panorama climático global sugiere la urgencia de reevaluar y reforzar las políticas y estrategias de mitigación climática a nivel mundial.