El caso de Aditya Verma, un joven británico de 20 años, ha capturado la atención internacional tras ser absuelto por la Audiencia Nacional de España. Verma, acusado de desórdenes públicos, enfrentaba una posible multa y la responsabilidad de cubrir los gastos de dos cazas F-18 españoles movilizados por su broma. La situación comenzó en julio de 2022, cuando Verma, entonces de 18 años, envió un mensaje a un grupo privado de Snapchat bromeando sobre ser un miembro de los talibanes y hacer estallar el avión en el que viajaba hacia Menorca.
El mensaje, enviado desde el aeropuerto de Gatwick, fue interceptado por los servicios de inteligencia británicos y comunicado a las autoridades españolas, desencadenando una respuesta de seguridad sin precedentes. El avión fue escoltado por cazas F-18 hasta su aterrizaje en Menorca, donde Verma fue detenido y retenido durante dos días. La defensa de Verma centró su argumento en la naturaleza privada del mensaje y la falta de intención de causar daño o angustia pública.
El juicio de Verma, celebrado en Madrid, planteó cuestiones significativas sobre la privacidad y la seguridad en la era digital. La defensa argumentó que la broma de Verma, hecha en un entorno privado, no constituía un acto punible y destacó la falta de mala intención detrás del mensaje. El joven, descrito como un estudiante destacado y ajedrecista, justificó su comentario como una broma entre amigos, sin intención de ser tomada en serio.
El caso también ha suscitado un debate en el Reino Unido sobre la privacidad en internet y las implicaciones de la Ley de Seguridad Online, recientemente implementada. La absolución de Verma pone de relieve la complejidad de equilibrar la seguridad y la privacidad en un mundo cada vez más conectado, donde las bromas privadas pueden tener consecuencias inesperadas y de gran alcance.