El régimen talibán en Afganistán ha alcanzado un sombrío hito: 1000 días de prohibición para que las niñas mayores de 12 años asistan a la escuela. Según UNICEF, esta severa restricción educativa ha resultado en la pérdida de 3,000 millones de horas de aprendizaje para aproximadamente 1.5 millones de niñas.
Desde que el grupo insurgente retomó el control del país, las políticas han ido en detrimento de los derechos de las mujeres y niñas afgano, prohibiéndoles el acceso a la educación secundaria y limitando sus oportunidades de trabajo, movimiento y expresión. Estas restricciones han generado una significativa preocupación tanto a nivel nacional como internacional.
Amal, una estudiante universitaria de 24 años en Kabul, es una de las muchas jóvenes cuyas aspiraciones académicas han sido truncadas. "Es desgarrador ver cómo mis sueños destrozados se convierten en una norma bajo este régimen", expresó.
El relator especial de la ONU sobre derechos humanos en Afganistán ha llamado a los líderes talibanes a rendir cuentas por sus "crímenes contra las mujeres y niñas". Además, se enfatiza la necesidad de educación para evitar problemas como el matrimonio prematuro, la desnutrición y catástrofes futuras. UNICEF y sus socios están trabajando para apoyar a los niños de Afganistán y recalcan la necesidad de que todos los infantes retomen su educación de inmediato.
El país, devastado por años de conflicto armado y desastres naturales, enfrenta un escenario dantesco en el que más de la mitad de su población requiere asistencia humanitaria.
A pesar de las críticas internacionales y los esfuerzos de organizaciones globales, la respuesta de la comunidad mundial ha sido insuficiente para revertir la situación. Las medidas adoptadas por los talibanes han tenido un impacto profundo en la salud mental y las oportunidades de las mujeres afganas, generando un panorama sombrío del futuro de este segmento de la población. Afganistán es el único país en el mundo que prohíbe a las niñas asistir a la escuela más allá del nivel primario.