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Feminicidios en Afganistán: Cientos de Casos desde la Toma de Poder Talibán son Solo “la Punta del Iceberg”

Desde la toma del poder por los talibanes en agosto de 2021, Afganistán ha registrado más de 300 casos de feminicidio y múltiples formas de violencia de género contra mujeres y niñas, lo que refleja una preocupante situación en términos de derechos humanos.

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Feminicidios en Afganistán: Cientos de Casos desde la Toma de Poder Talibán son Solo “la Punta del Iceberg”

Desde la toma del poder por los talibanes en agosto de 2021, Afganistán ha registrado más de 300 casos de feminicidio y múltiples formas de violencia de género contra mujeres y niñas, lo que refleja una preocupante situación en términos de derechos humanos.

"Lo recopilado es solo una pequeña parte de la realidad, ya que es cada vez más complicado para las mujeres afganas hablar y documentar la violencia de género bajo el régimen talibán"

- Declaró David Osborn, director del proyecto Afghan Witness.

16/8/2024

Desde que los talibanes tomaron el poder en Afganistán el 15 de agosto de 2021, la situación de las mujeres en el país ha empeorado drásticamente, con un incremento alarmante de la violencia de género. Según un análisis del proyecto Afghan Witness del Centre of Information Resilience, se han documentado 332 casos de feminicidio y 840 incidentes de violencia de género entre el 1 de enero de 2022 y el 30 de junio de 2024. Esto equivale a casi un caso diario.

Más de la mitad de los casos reportados implican a funcionarios talibanes, destacando un patrón sistemático de abusos. En detalle, se han registrado 115 incidentes de violencia sexual, que incluyen matrimonios forzados, esclavitud sexual, agresiones y violaciones. Además, 73 incidentes de violencia no sexual y tortura, y 113 arrestos de mujeres que han violado las estrictas políticas del régimen, como viajar sin la compañía de un guardián masculino.

La represión de los medios independientes y la persecución de periodistas han dificultado la obtención de datos precisos, lo que sugiere que la magnitud real de la violencia podría ser significativamente mayor. David Osborn, director del proyecto Afghan Witness, enfatiza esta limitación y la creciente dificultad para documentar la violencia bajo el régimen talibán.

Los talibanes han impuesto lo que grupos de derechos humanos describen como un “apartheid de género” sobre los 14 millones de mujeres y niñas en Afganistán. Las mujeres han sido excluidas de casi todos los aspectos de la vida pública y se les ha negado el acceso al sistema de justicia. No pueden asistir a la escuela secundaria, trabajar en empleos remunerados, caminar en parques públicos, asistir a gimnasios o ir a salones de belleza. Además, han reintroducido castigos como la flagelación pública y la lapidación por adulterio.

Un estudio de la ONU realizado en diciembre pasado reveló que el 76% de las mujeres y niñas afganas calificaron su salud mental como "mala" o "muy mala" desde la llegada de los talibanes, reportando síntomas como insomnio, depresión, ansiedad, pérdida de apetito y dolores de cabeza.

En respuesta a esta represión, algunas mujeres han organizado protestas en Kabul y otras ciudades, aunque son cada vez más restringidas. Mientras que en los primeros meses tras la toma del poder, el 88% de las protestas se realizaron al aire libre, esta cifra cayó al 49% en 2022 y actualmente el 94% se lleva a cabo en línea, de manera anónima.

Recientemente, en enero de 2024, se documentaron arrestos masivos de mujeres en Kabul por no cumplir las reglas del hijab. Testimonios indican que muchas de ellas fueron víctimas de violencia y agresiones sexuales durante su detención. A pesar de las graves restricciones, algunas mujeres afganas han continuado resistiendo y organizando protestas en diversas formas, adaptándose a las limitaciones impuestas por el régimen talibán.

Algo Curioso

"Lo recopilado es solo una pequeña parte de la realidad, ya que es cada vez más complicado para las mujeres afganas hablar y documentar la violencia de género bajo el régimen talibán"

- Declaró David Osborn, director del proyecto Afghan Witness.

Aug 16, 2024
Colglobal News

Desde que los talibanes tomaron el poder en Afganistán el 15 de agosto de 2021, la situación de las mujeres en el país ha empeorado drásticamente, con un incremento alarmante de la violencia de género. Según un análisis del proyecto Afghan Witness del Centre of Information Resilience, se han documentado 332 casos de feminicidio y 840 incidentes de violencia de género entre el 1 de enero de 2022 y el 30 de junio de 2024. Esto equivale a casi un caso diario.

Más de la mitad de los casos reportados implican a funcionarios talibanes, destacando un patrón sistemático de abusos. En detalle, se han registrado 115 incidentes de violencia sexual, que incluyen matrimonios forzados, esclavitud sexual, agresiones y violaciones. Además, 73 incidentes de violencia no sexual y tortura, y 113 arrestos de mujeres que han violado las estrictas políticas del régimen, como viajar sin la compañía de un guardián masculino.

La represión de los medios independientes y la persecución de periodistas han dificultado la obtención de datos precisos, lo que sugiere que la magnitud real de la violencia podría ser significativamente mayor. David Osborn, director del proyecto Afghan Witness, enfatiza esta limitación y la creciente dificultad para documentar la violencia bajo el régimen talibán.

Los talibanes han impuesto lo que grupos de derechos humanos describen como un “apartheid de género” sobre los 14 millones de mujeres y niñas en Afganistán. Las mujeres han sido excluidas de casi todos los aspectos de la vida pública y se les ha negado el acceso al sistema de justicia. No pueden asistir a la escuela secundaria, trabajar en empleos remunerados, caminar en parques públicos, asistir a gimnasios o ir a salones de belleza. Además, han reintroducido castigos como la flagelación pública y la lapidación por adulterio.

Un estudio de la ONU realizado en diciembre pasado reveló que el 76% de las mujeres y niñas afganas calificaron su salud mental como "mala" o "muy mala" desde la llegada de los talibanes, reportando síntomas como insomnio, depresión, ansiedad, pérdida de apetito y dolores de cabeza.

En respuesta a esta represión, algunas mujeres han organizado protestas en Kabul y otras ciudades, aunque son cada vez más restringidas. Mientras que en los primeros meses tras la toma del poder, el 88% de las protestas se realizaron al aire libre, esta cifra cayó al 49% en 2022 y actualmente el 94% se lleva a cabo en línea, de manera anónima.

Recientemente, en enero de 2024, se documentaron arrestos masivos de mujeres en Kabul por no cumplir las reglas del hijab. Testimonios indican que muchas de ellas fueron víctimas de violencia y agresiones sexuales durante su detención. A pesar de las graves restricciones, algunas mujeres afganas han continuado resistiendo y organizando protestas en diversas formas, adaptándose a las limitaciones impuestas por el régimen talibán.

Desde que los talibanes tomaron el poder en Afganistán el 15 de agosto de 2021, la situación de las mujeres en el país ha empeorado drásticamente, con un incremento alarmante de la violencia de género. Según un análisis del proyecto Afghan Witness del Centre of Information Resilience, se han documentado 332 casos de feminicidio y 840 incidentes de violencia de género entre el 1 de enero de 2022 y el 30 de junio de 2024. Esto equivale a casi un caso diario.

Más de la mitad de los casos reportados implican a funcionarios talibanes, destacando un patrón sistemático de abusos. En detalle, se han registrado 115 incidentes de violencia sexual, que incluyen matrimonios forzados, esclavitud sexual, agresiones y violaciones. Además, 73 incidentes de violencia no sexual y tortura, y 113 arrestos de mujeres que han violado las estrictas políticas del régimen, como viajar sin la compañía de un guardián masculino.

La represión de los medios independientes y la persecución de periodistas han dificultado la obtención de datos precisos, lo que sugiere que la magnitud real de la violencia podría ser significativamente mayor. David Osborn, director del proyecto Afghan Witness, enfatiza esta limitación y la creciente dificultad para documentar la violencia bajo el régimen talibán.

Los talibanes han impuesto lo que grupos de derechos humanos describen como un “apartheid de género” sobre los 14 millones de mujeres y niñas en Afganistán. Las mujeres han sido excluidas de casi todos los aspectos de la vida pública y se les ha negado el acceso al sistema de justicia. No pueden asistir a la escuela secundaria, trabajar en empleos remunerados, caminar en parques públicos, asistir a gimnasios o ir a salones de belleza. Además, han reintroducido castigos como la flagelación pública y la lapidación por adulterio.

Un estudio de la ONU realizado en diciembre pasado reveló que el 76% de las mujeres y niñas afganas calificaron su salud mental como "mala" o "muy mala" desde la llegada de los talibanes, reportando síntomas como insomnio, depresión, ansiedad, pérdida de apetito y dolores de cabeza.

En respuesta a esta represión, algunas mujeres han organizado protestas en Kabul y otras ciudades, aunque son cada vez más restringidas. Mientras que en los primeros meses tras la toma del poder, el 88% de las protestas se realizaron al aire libre, esta cifra cayó al 49% en 2022 y actualmente el 94% se lleva a cabo en línea, de manera anónima.

Recientemente, en enero de 2024, se documentaron arrestos masivos de mujeres en Kabul por no cumplir las reglas del hijab. Testimonios indican que muchas de ellas fueron víctimas de violencia y agresiones sexuales durante su detención. A pesar de las graves restricciones, algunas mujeres afganas han continuado resistiendo y organizando protestas en diversas formas, adaptándose a las limitaciones impuestas por el régimen talibán.

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