En 2023, el mundo experimentó una pérdida considerable de bosques primarios, especialmente en las zonas tropicales. A pesar de los progresos notables en países como Brasil y Colombia, donde la deforestación disminuyó significativamente debido a políticas ambientales más estrictas, la tasa global de pérdida de bosques se mantuvo alta. La investigación del Instituto de Recursos Mundiales (WRI) y la Universidad de Maryland reveló que se despejaron aproximadamente 37,000 km² de bosques primarios, equivalente a 10 campos de fútbol por minuto. Este fenómeno se debió en gran medida a la expansión agrícola, que sigue siendo el principal motor de la deforestación a nivel mundial.
En Brasil, bajo la administración de Luiz Inácio Lula da Silva, la deforestación disminuyó un 36% respecto al año anterior, alcanzando su nivel más bajo desde 2015. Colombia, liderada por Gustavo Petro, también mostró resultados impresionantes, con una reducción del 49% en la pérdida de bosques primarios. Estos logros reflejan el impacto positivo de las políticas enfocadas en la conservación y la gestión sostenible de los recursos forestales.
Sin embargo, el éxito de estos países contrasta con el aumento en la deforestación en otras regiones. Bolivia, por ejemplo, experimentó un aumento significativo en la pérdida de bosques por tercer año consecutivo, principalmente debido a la expansión de la agricultura de soja. Nicaragua y Laos también enfrentaron incrementos considerables en la deforestación, evidenciando que, aunque algunos países progresan, la lucha global contra la deforestación sigue siendo un desafío considerable.
La situación se complica aún más con eventos extremos como los incendios forestales, que contribuyeron a un récord de pérdida de bosques en Canadá. Estos desafíos resaltan la complejidad de abordar la deforestación a nivel mundial y la necesidad de una acción coordinada y sostenida para proteger los bosques restantes del planeta.