El acuerdo anunciado en Berlín contempla una cooperación estratégica entre Alemania y Ucrania para la producción conjunta de sistemas de armas de largo alcance, sin restricciones en el alcance de los proyectiles, lo que permitirá a Ucrania emplearlos incluso contra objetivos ubicados fuera de su territorio. Friedrich Merz confirmó que los ministros de defensa de ambos países firmarán un memorando de entendimiento para formalizar este pacto.
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Aunque Merz no especificó públicamente los sistemas armamentísticos involucrados, señaló la posible provisión de misiles Taurus, que cuentan con un alcance de 500 kilómetros y la capacidad de penetrar estructuras reforzadas, siendo idóneos para atacar objetivos de alto valor estratégico. Se prevé que la fabricación de estos sistemas tenga lugar tanto en Ucrania como en Alemania, y se espera que una cantidad considerable esté disponible para finales de 2025.
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El paquete de ayuda anunciado asciende a 5.000 millones de euros, sumando a la producción conjunta la entrega de municiones adicionales y recursos para fortalecer las capacidades de defensa aérea ucraniana. Merz enfatizó que el convenio representa un giro en la relación de defensa entre ambos países y manifiesta un respaldo más contundente alemana ante la escalada de la intervención militar rusa.
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El contexto del acuerdo responde a la creciente presión militar, reflejada en la denuncia del presidente Zelenskyy sobre la concentración de 50.000 efectivos rusos en la región fronteriza de Sumy. Esta es la tercera visita de Zelenskyy a la capital alemana desde 2022 y la primera desde la investidura de Friedrich Merz, quien se ha pronunciado con mayor determinación frente al conflicto, distanciándose del enfoque más prudente que mantuvo su predecesor, Olaf Scholz.
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Durante su intervención, Merz aseguró que Alemania sostendrá el apoyo a Ucrania el tiempo que sea necesario e instó al Gobierno ruso a reconsiderar su negativa de participar en negociaciones de paz, advirtiendo sobre las posibles repercusiones. El Kremlin, por su parte, reaccionó tildando las acciones alemanas de "provocación peligrosa" y advertió que podrían dificultar la consecución de un acuerdo político.
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Merz también recordó que las restricciones impuestas previamente por los aliados respecto al uso del alcance de las armas suministradas ya fueron levantadas, permitiendo así su empleo contra posiciones militares rusas dentro del propio territorio de Rusia.
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Este acuerdo supone una modificación importante en la política de seguridad alemana respecto a Ucrania y fortalece la alianza militar ante la persistente agresión rusa, introduciendo un nuevo nivel de cooperación armamentista e industrial entre ambos Estados.