En un trágico giro de los acontecimientos, un ataque aéreo ruso ha golpeado el Hospital Infantil Okhmatdyt, el mayor centro médico pediátrico de Ucrania, resultando en la muerte de 33 personas y dejando 16 heridos, incluidos siete niños.
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El ataque se llevó a cabo utilizando una combinación de misiles y drones. El impacto sobre el hospital demolió dos pisos, afectando aproximadamente 400 metros cuadrados de la infraestructura. Entre los departamentos dañados se encuentran las unidades de cuidados intensivos, la oncología y los quirófanos, interrumpiendo de manera crítica la capacidad operativa del hospital, que realiza alrededor de 7,000 cirugías anuales.
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Existe evidencia que sugiere que el hospital sufrió un ataque directo, contradiciendo afirmaciones rusas que niegan responsabilidad y atribuyen el daño a un misil de defensa aérea ucraniano. Analistas militares creen que el ataque fue deliberado, formando parte de una táctica psicológica para desmoralizar a la población ucraniana.
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Además del hospital infantil, Kyiv ha sido blanco de otros ataques aéreos devastadores. En total, 33 personas, incluyendo 4 niños, han sido confirmadas como fallecidas en los ataques más recientes sobre la ciudad. Otra instalación médica privada en Kyiv también fue atacada, causando la muerte de siete personas.
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La ofensiva no se limitó a la capital; al menos 43 personas han perecido en ataques en varias ciudades ucranianas. En las acciones recientes, 38 personas murieron y 190 resultaron heridas en un golpe aéreo masivo sobre Kyiv y otras localidades. Durante los 28 meses de conflicto, más de 200 instalaciones médicas han sido destruidas y 1,630 dañadas, según reportes del Ministerio de Salud de Ucrania.
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En respuesta a la creciente agresión, el Presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha condenado enérgicamente los ataques y ha anunciado que próximamente se llevará a cabo una cumbre de la OTAN para discutir nuevas formas de apoyo a Ucrania. Este respaldo internacional se suma a la condena generalizada respecto al aumento de la brutalidad en el conflicto, destacando la necesidad de una intervención global más firme.
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Por otro lado, en el terreno, las labores de búsqueda y rescate en el hospital Okhmatdyt han finalizado, con el personal de emergencia enfrentando la ardua tarea de gestionar los estragos dejados por el ataque. Las interrupciones en procedimientos médicos críticos, como una cirugía a corazón abierto que tuvo que ser suspendida, subrayan la gravedad del daño infligido al sistema de salud ucraniano.
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El ataque al Hospital Okhmatdyt y otros centros médicos en Kyiv y más allá podrían marcar una nueva estrategia de misiles rusos destinada a maximizar el impacto y la destrucción, según varios análisis. Estas tácticas no solo elevan el costo humanitario del conflicto, sino que agravan la ya de por sí crítica situación médica y humanitaria en el país. Okhmatdyt, el hospital infantil más grande de Ucrania, realiza alrededor de 7,000 cirugías al año y es una instalación crucial para el tratamiento de enfermedades graves pediátricas en el país.