El auge de las pruebas de ADN utilizadas para solicitar ciudadanía en países europeos ha cobrado fuerza en los últimos años, particularmente tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Desde el año 2000, más de 40 millones de personas han recurrido a pruebas de genealogía genética proporcionadas por empresas como Ancestry, 23andMe y MyHeritage para rastrear su ascendencia. Esta tendencia ha encontrado un nuevo propósito: la obtención de ciudadanía.
Las pruebas de ADN se están empleando para demostrar vínculos biológicos que facilitan la solicitud de ciudadanía. Este método ha sido especialmente relevante para aquellos interesados en obtener la ciudadanía irlandesa, como lo confirma el gobierno de Irlanda, que acepta la evidencia de ADN para las solicitudes de pasaporte.
Richard Sayers, un británico, es uno de los casos más destacados. Utilizó una prueba de ADN que reveló que su padre era un irlandés de Galway. Con esta información, Sayers logró corregir su certificado de nacimiento y solicitar un pasaporte irlandés, lo que le permitió mudarse a España en enero de 2024. De manera similar, la exolímpica británica Sarah Claxton rastreó a su padre estadounidense a través de pruebas de ADN y ahora busca la ciudadanía estadounidense para conocer mejor a su familia en Estados Unidos. Otro caso es el de John Portmann, un hombre de Arizona que descubrió que es "100% irlandés" mediante una prueba de ADN y, tras ser criado en un orfanato, trabajó con un "detective de ADN" para identificar a sus padres biológicos y obtener la ciudadanía irlandesa.
Las motivaciones para solicitar la ciudadanía son variadas. Van desde la búsqueda de identidad personal y reclamaciones de herencia hasta el deseo de obtener los beneficios de la ciudadanía de la UE post-Brexit. La abogada Louisa Ghevaert ha notado un aumento significativo en las consultas relacionadas con la actualización de certificados de nacimiento y solicitudes de ciudadanía, recibiendo entre tres y cinco consultas mensuales.
De acuerdo con la profesora Turi King, directora del Milner Centre for Evolution en la Universidad de Bath, es probable que el uso de pruebas de ADN para obtener ciudadanía se vuelva aún más común. King sugiere que podrían desarrollarse protocolos más eficientes en varios países para manejar este tipo de solicitudes.
Sin embargo, es importante destacar que las pruebas de ADN, aunque útiles, no son suficientes por sí solas para garantizar la obtención de la ciudadanía. El Home Office del Reino Unido ha señalado que la evidencia de ADN debe acompañarse con otros documentos que establezcan claramente el vínculo entre el solicitante y los padres que se reclaman.
En conclusión, el uso de pruebas de ADN para reclamar ciudadanía está en aumento, particularmente tras el Brexit, donde muchos buscan reconectar con sus raíces europeas y obtener los beneficios asociados con la ciudadanía de la UE. Desde su introducción, más de 40 millones de personas han explorado su ascendencia a través de pruebas de genealogía genética, demostrando el creciente interés en la historia personal y familiar.
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