El estudio, publicado en el JAMA Network Open y dirigido por Advancing New Standards in Reproductive Health de la Universidad de California, San Francisco, encuestó a más de 7,000 personas entre diciembre de 2021 y enero de 2022, y a otras 7,000 entre junio y julio de 2023. Los resultados muestran un aumento significativo en los intentos de aborto autogestionado tras la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos que anuló el precedente de Roe v. Wade en 2022.
Datos del estudio señalan que en 2023, el 11% de las mujeres que intentaron inducir su propio aborto utilizaron mifepristona, mientras que el 13.7% usó misoprostol solo. Antes de la revocación de Roe v. Wade, solo el 6.6% había empleado mifepristona. Otras mujeres optaron por métodos menos seguros: el 25% usó hierbas, el 22% se golpeó en el abdomen y el 19% consumió alcohol u otras drogas. Aproximadamente el 15% de estas mujeres afrontaron complicaciones que requirieron atención médica.
Las razones para autogestionar un aborto variaron, incluyendo preocupaciones de privacidad mencionadas por el 6% de las encuestadas, costos de viajar a clínicas, y falta de apoyo familiar. Un notable 13% manifestó preocupación por los manifestantes en las clínicas de aborto.
En términos demográficos, cuatro de cada diez mujeres que intentaron autogestionar un aborto eran menores de 20 años. Además, el 9% de las menores señaló la necesidad de consentimiento parental como un obstáculo significativo.
El impacto de la decisión Dobbs v. Jackson Women’s Health Organization ha sido profundo desde su implementación: 14 estados han impuesto prohibiciones casi totales del aborto, e Iowa se ha sumado recientemente a los estados que prohíben el procedimiento después de aproximadamente seis semanas de embarazo.
En cuanto a los resultados de los abortos autogestionados, aproximadamente un tercio de las mujeres afirmó que lograron su propósito. Sin embargo, el 20% de las encuestadas quienes intentaron autogestionar su aborto, posteriormente se sometieron a un aborto en una clínica. Por otro lado, un 14% de las mujeres prosiguió con su embarazo después del intento fallido.
El estudio concluye que el aumento en los abortos autogestionados refleja las dificultades crecientes para acceder a abortos seguros y legales en clínicas, motivando a muchas mujeres a buscar alternativas en un panorama de restricciones legales y preocupación por la privacidad. Este fenómeno subraya la necesidad de enfrentar las barreras al acceso a servicios seguros de salud reproductiva. El estudio encontró que un 22% de las mujeres recurrió a golpear su abdomen como método de autogestión, una práctica que pone en evidencia la desesperación y las limitaciones de acceso a procedimientos seguros.