La Universidad Estatal de Arizona (ASU) llevó a cabo una investigación que explora la relación entre el microbioma intestinal y los síntomas del Trastorno del Espectro Autista (TEA), centrándose en niños que además presentaban trastornos gastrointestinales. En un estudio inicial realizado en 2017, se aplicó una intervención que consistió en la limpieza intestinal seguida de trasplantes diarios de microbiota fecal durante un periodo de 7 a 8 semanas en 18 niños autistas.
Los resultados a corto y largo plazo mostraron mejoras notables. Ocho semanas después de concluido el tratamiento, se documentó una reducción del 24% en los síntomas autistas. Al cabo de dos años, la reducción alcanzó un 45% en comparación con los valores iniciales. Inicialmente, el 83% de los participantes tenía diagnóstico de autismo severo, cifra que descendió al 17% tras dos años; en ese momento, el 39% fue clasificado con síntomas leves o moderados, y el restante 44% quedó por debajo del umbral diagnóstico para TEA.
El estudio también evaluó la evolución de los síntomas gastrointestinales. De acuerdo con datos publicados en Scientific Reports, el tratamiento resultó en una reducción del 80% en los síntomas gastrointestinales a corto plazo, y una disminución sostenida del 58% en la Escala de Síntomas Gastrointestinales (GSRS) dos años después. Paralelamente, la severidad de síntomas autistas, medida por la Escala de Evaluación del Autismo Infantil (CARS), mostró una reducción del 47%. En la Escala de Respuesta Social (SRS), el porcentaje de niños con rango severo descendió del 89% al inicio, a un 47% al finalizar el seguimiento.
El tratamiento produjo asimismo un aumento significativo en la diversidad del microbioma intestinal, con incrementos en la abundancia relativa de bacterias beneficiosas como Bifidobacteria y Prevotella, cambios que se mantuvieron dos años después. La persistencia de estos efectos sugiere que la intervención ejerció un impacto duradero sobre la composición bacteriana intestinal en los participantes.
Para confirmar y ampliar estos resultados iniciales, el equipo de investigación prevé la realización de un ensayo clínico controlado con placebo, de cara a la posible aprobación del tratamiento por la FDA. Los datos respaldan la hipótesis de que la modulación del microbioma representa una ruta terapéutica potencial para mejorar síntomas autistas y problemas gastrointestinales asociados al TEA, aunque resaltan la necesidad de investigaciones adicionales para comprender a fondo los mecanismos implicados y validar la seguridad y eficacia del procedimiento.