El 24 de marzo de 2025 concluyeron conversaciones de alto nivel para intentar un alto el fuego entre Estados Unidos, Rusia y Ucrania en Riyadh, Arabia Saudita. Las delegaciones participantes discutieron una amplia gama de temas, entre ellos el reparto de ingresos sobre minerales críticos en Ucrania, una tregua limitada en los ataques a la infraestructura energética y la seguridad de la navegación en el Mar Negro. Las conversaciones fueron promovidas como un paso inicial hacia la resolución del conflicto en Ucrania, aunque han estado marcadas por tensiones y desconfianza.
Donald Trump, presidente de Estados Unidos, aseguró que un acuerdo sobre el reparto de ingresos por minerales críticos de Ucrania podría concretarse pronto. Dicho acuerdo ya había sido anticipado tras la visita del presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy a la Casa Blanca en febrero. Asimismo, se mencionó la posibilidad de que empresas estadounidenses operen instalaciones estratégicas como la planta nuclear de Zaporizhzhia, actualmente bajo control ruso.
Entre las decisiones iniciales, Ucrania y Rusia acordaron un cese al fuego de un mes que inicialmente limitaba ataques a infraestructuras energéticas. Sin embargo, el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, denunció que los ataques rusos continuaron, contraviniendo el pacto. Un ataque masivo en la ciudad de Sumy el 24 de marzo destaca la violación de la moratoria pactada. Autoridades reportaron, hasta ahora, 74 heridos, incluyendo 14 niños, y daños severos en áreas residenciales, un hospital y una escuela. La administración regional también indicó que 65 personas fueron afectadas por el impacto de misiles y drones durante las agresiones. Además, el 23 de marzo, Rusia había lanzado una ofensiva con más de 140 drones, resultando en siete muertes confirmadas.
En paralelo, Moscú y Kiev se han acusado mutuamente de incumplir los acuerdos pactados. Mientras las tensiones persisten, el Kremlin reiteró que la moratoria sobre los ataques a infraestructuras energéticas está “plenamente vigente” desde la reciente llamada entre los presidentes Donald Trump y Vladimir Putin. Sin embargo, los hechos en el terreno contradicen esta afirmación.
Las conversaciones también abarcaron la seguridad de la navegación comercial en el Mar Negro, una región clave para el tráfico marítimo y el comercio internacional. Estados Unidos expresó su interés en alcanzar un acuerdo que garantice el flujo seguro en esta área estratégica. Además, hubo propuestas sobre el trazado de nuevas líneas de demarcación territorial, temas que involucran territorios ocupados y la propiedad de instalaciones energéticas clave en Ucrania.
A pesar de algunos avances preliminares, la implementación de los acuerdos sigue siendo una incógnita. Las recientes actividades militares escalan la tensión e incrementan la desconfianza entre las partes. Expertos consideran que mientras las agresiones persistan, cualquier intento de alcanzar una solución más amplia será difícil de concretar.
Los próximos pasos en este proceso diplomático podrían definir el rumbo de la situación en Ucrania, donde el impacto en la población civil continúa siendo trágico. Con ataques recientes y la falta de consenso completo, la paz en la región sigue siendo un objetivo distante. La planta nuclear de Zaporizhzhia, incluida en las negociaciones, es la mayor instalación de este tipo en Europa y se considera un activo estratégico tanto para Ucrania como para Rusia.
El 24 de marzo de 2025 concluyeron conversaciones de alto nivel para intentar un alto el fuego entre Estados Unidos, Rusia y Ucrania en Riyadh, Arabia Saudita. Las delegaciones participantes discutieron una amplia gama de temas, entre ellos el reparto de ingresos sobre minerales críticos en Ucrania, una tregua limitada en los ataques a la infraestructura energética y la seguridad de la navegación en el Mar Negro. Las conversaciones fueron promovidas como un paso inicial hacia la resolución del conflicto en Ucrania, aunque han estado marcadas por tensiones y desconfianza.
Donald Trump, presidente de Estados Unidos, aseguró que un acuerdo sobre el reparto de ingresos por minerales críticos de Ucrania podría concretarse pronto. Dicho acuerdo ya había sido anticipado tras la visita del presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy a la Casa Blanca en febrero. Asimismo, se mencionó la posibilidad de que empresas estadounidenses operen instalaciones estratégicas como la planta nuclear de Zaporizhzhia, actualmente bajo control ruso.
Entre las decisiones iniciales, Ucrania y Rusia acordaron un cese al fuego de un mes que inicialmente limitaba ataques a infraestructuras energéticas. Sin embargo, el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, denunció que los ataques rusos continuaron, contraviniendo el pacto. Un ataque masivo en la ciudad de Sumy el 24 de marzo destaca la violación de la moratoria pactada. Autoridades reportaron, hasta ahora, 74 heridos, incluyendo 14 niños, y daños severos en áreas residenciales, un hospital y una escuela. La administración regional también indicó que 65 personas fueron afectadas por el impacto de misiles y drones durante las agresiones. Además, el 23 de marzo, Rusia había lanzado una ofensiva con más de 140 drones, resultando en siete muertes confirmadas.
En paralelo, Moscú y Kiev se han acusado mutuamente de incumplir los acuerdos pactados. Mientras las tensiones persisten, el Kremlin reiteró que la moratoria sobre los ataques a infraestructuras energéticas está “plenamente vigente” desde la reciente llamada entre los presidentes Donald Trump y Vladimir Putin. Sin embargo, los hechos en el terreno contradicen esta afirmación.
Las conversaciones también abarcaron la seguridad de la navegación comercial en el Mar Negro, una región clave para el tráfico marítimo y el comercio internacional. Estados Unidos expresó su interés en alcanzar un acuerdo que garantice el flujo seguro en esta área estratégica. Además, hubo propuestas sobre el trazado de nuevas líneas de demarcación territorial, temas que involucran territorios ocupados y la propiedad de instalaciones energéticas clave en Ucrania.
A pesar de algunos avances preliminares, la implementación de los acuerdos sigue siendo una incógnita. Las recientes actividades militares escalan la tensión e incrementan la desconfianza entre las partes. Expertos consideran que mientras las agresiones persistan, cualquier intento de alcanzar una solución más amplia será difícil de concretar.
Los próximos pasos en este proceso diplomático podrían definir el rumbo de la situación en Ucrania, donde el impacto en la población civil continúa siendo trágico. Con ataques recientes y la falta de consenso completo, la paz en la región sigue siendo un objetivo distante. La planta nuclear de Zaporizhzhia, incluida en las negociaciones, es la mayor instalación de este tipo en Europa y se considera un activo estratégico tanto para Ucrania como para Rusia.