Bélgica ha marcado un hito en la defensa de los derechos laborales al implementar una ley que otorga a los trabajadores sexuales protecciones laborales similares a las de otros empleados. Esta legislación, aprobada en mayo de 2024 y puesta en marcha el 1 de diciembre del mismo año, abarca derechos fundamentales como contratos de trabajo oficiales, seguro de salud, días de enfermedad y licencias de maternidad.
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La normativa también incluye protecciones específicas, permitiendo a los trabajadores sexuales rechazar a clientes o actos sin temor a ser despedidos. Los empleadores en esta industria deben ser de "buen carácter" y tener un establecimiento comercial en Bélgica. Además, los locales donde se ofrecen servicios sexuales están obligados a contar con botones de pánico, ropa de cama limpia, duchas y preservativos, para asegurar condiciones de trabajo dignas y seguras.
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Sin embargo, la ley contempla ciertas exclusiones, como el trabajo desde casa y actividades relacionadas con el striptease y la pornografía, que no están cubiertas por estas nuevas protecciones.
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Esta medida fue impulsada en parte por las protestas ocurridas en 2022, después de que muchos trabajadores sexuales se sintieran desprotegidos por la falta de apoyo estatal durante la pandemia de COVID-19. La Unión de Trabajadores Sexuales de Bélgica (UTSOPI) ha elogiado el avance que representa esta legislación, aunque ha manifestado preocupaciones sobre su posible uso para restringir el trabajo sexual en algunas áreas.
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A pesar de los elogios, la ley ha enfrentado críticas. Algunos grupos feministas argumentan que normaliza una profesión que consideran inherentemente violenta y explotadora. Otros activistas han señalado que la ley no aborda de manera suficiente el tráfico de personas y los abusos dentro de la industria del sexo.
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La implementación de esta ley representa un cambio significativo en la regulación del trabajo sexual en Bélgica. Aunque el trabajo sexual fue despenalizado en 2022, esta es la primera vez que se les otorgan derechos laborales formalmente, posicionando a Bélgica como pionera en esta área.
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Cabe mencionar que los debates sobre la ética y la moralidad en torno a la legislación y la normalización del trabajo sexual continúan siendo intensos, con diversos puntos de vista sobre el mejor camino a seguir para proteger a los trabajadores sexuales mientras se combate la explotación y el tráfico humano.