La percepción del café ha evolucionado significativamente en las últimas décadas. Inicialmente etiquetado como un posible perjudicial para la salud, estudios recientes han reivindicado al café como un elixir potencial para extender la longevidad y combatir enfermedades crónicas. Un hallazgo notable es su asociación con una disminución en el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Investigaciones extensas muestran que los individuos que consumen tres a cuatro tazas diarias tienen un riesgo aproximadamente 25% menor de desarrollar esta condición en comparación con aquellos que consumen poco o ningún café. Intrigantemente, la probabilidad de desarrollar diabetes disminuye un 6% por cada taza de café adicional consumida diariamente, hasta un máximo de aproximadamente seis tazas.
A pesar de ser estudios observacionales que establecen correlaciones y no causalidades directas, la robustez de estos hallazgos es apoyada por el volumen y la consistencia de la investigación. Estos estudios han considerado y ajustado por comportamientos de estilo de vida como el ejercicio, el consumo de alcohol y las dietas, asegurando que los beneficios del café no son meramente un reflejo de estilos de vida saludables en general.
Además de la diabetes, el café ha demostrado tener efectos positivos en la salud cardiovascular. Consumir una taza de café al día puede reducir el riesgo de cirrosis hepática en un 20%, mientras que cinco tazas diarias pueden disminuirlo en un impresionante 80%. Este beneficio es particularmente notable dado el papel crítico del hígado en numerosas funciones metabólicas esenciales.