La ofensiva rebelde en Siria, liderada por Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y comenzada el 27 de noviembre de 2024, ha resultado en el desmoronamiento del régimen de Bashar al-Assad. Turquía, que ha sido un participante clave en el conflicto desde 2011, ha apoyado a los rebeldes y ha buscado una solución política que permita el retorno de los refugiados sirios en su territorio, cuya cifra asciende a 3.2 millones. Este desenlace podría facilitar la repatriación de estos refugiados, lo que resulta fundamental para la estabilidad política que busca el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
Aunque Turquía ha brindado apoyo indirecto a HTS y ha influido en el grupo desde al menos 2020, su control sobre la organización ha disminuido en los últimos años. La evolución de HTS ha sido notoria y ha continuado cambiando sus tácticas y objetivos.
La caída de Assad replantea la dinámica de poder en Siria. Con el régimen derrocado, Turquía ha emergido como el actor más influyente en la región, proporcionando una ventaja estratégica significativa. Este cambio ha sido bien recibido por las empresas constructoras turcas, que ya se preparan para asumir un papel crucial en la reconstrucción de Siria. Las acciones de estas empresas han registrado un aumento del 10% en la Bolsa de Estambul tras estos eventos.
En respuesta a la situación, la comunidad internacional ha mostrado diversas reacciones. Irán, tradicionalmente un aliado de Assad, enfrenta una posición desfavorable, evidenciada por las manifestaciones en Damasco contra su embajada. Rusia, por su parte, mantiene bases militares en Siria y podría conservar su influencia a través de la diplomacia.
En el transcurso de la ofensiva, más de 300 personas han perdido la vida en apenas cuatro días, reflejando la violencia y fragilidad del conflicto. Además, Estados Unidos ha intensificado sus operaciones militares, bombardeando 75 objetivos del Estado Islámico en Siria, subrayando la continua inestabilidad en la región.
El conflicto sirio ha desplazado a más de 12 millones de personas, y la ONU ha catalogado a HTS como una organización terrorista debido a sus vínculos con Al-Qaeda. Aproximadamente 3 millones de refugiados sirios se encuentran actualmente en Turquía, y la caída de Assad podría marcar el comienzo de su potencial regreso al país de origen.
Los movimientos geopolíticos en Siria continúan evolucionando, y Turquía parece estar capitalizándolos al máximo. Su papel clave no solo busca cambios en Siria, sino también alivia las presiones internas relacionadas con la crisis de refugiados.