Canadá expresó su rechazo a la reciente ejecución de cuatro ciudadanos canadienses en China, quienes fueron condenados por delitos relacionados con drogas. Mélanie Joly, ministra de Asuntos Exteriores, informó sobre el acto el miércoles, condenándolo como un ataque a la dignidad humana fundamental. La noticia amenaza con aumentar las tensiones ya existentes entre ambos países.
Según reportes iniciales de *The Globe and Mail*, las ejecuciones, confirmadas el miércoles por el Departamento de Asuntos Globales de Canadá, ocurrieron a inicios de este año en la provincia sureña de Guangdong. Los cuatro ejecutados, todos hombres de doble nacionalidad (canadiense y china), habían enfrentado un proceso judicial de dos años antes de ser sentenciados a muerte. No obstante, cabe señalar que China no reconoce la doble nacionalidad de sus ciudadanos.
La ministra Joly indicó que tanto ella como el ex primer ministro Justin Trudeau habían solicitado clemencia a Pekín en los últimos meses con el fin de evitar las ejecuciones, esfuerzos que resultaron infructuosos. A petición de las familias, los detalles específicos de los acusados no fueron revelados.
La embajada china en Ottawa defendió las medidas tomadas, argumentando que los hechos delictivos eran claros y las pruebas suficientes. Además, exhortó a Canadá a respetar la soberanía jurídica de China y evitar declaraciones que consideraron irresponsables. Por su parte, Mélanie Joly declaró que el gobierno canadiense continuará insistiendo en que se otorgue clemencia a otros ciudadanos en riesgo de una condena similar, entre ellos Robert Lloyd Schellenberg, quien enfrenta la pena capital desde 2019 tras ser acusado de tráfico de drogas.
El arresto de Schellenberg se dio en el marco de un enfriamiento significativo en las relaciones entre Canadá y China que comenzó en 2018. A finales de ese año, Canadá detuvo a Meng Wanzhou, ejecutiva de Huawei, en Vancouver a petición de Estados Unidos, lo que dio lugar a represalias diplomáticas de China, incluyendo el encarcelamiento de los ciudadanos canadienses Michael Spavor y Michael Kovrig, quienes fueron liberados en 2021.
La relación bilateral no se ha recuperado desde entonces. En los últimos años, altos funcionarios canadienses, incluido el ex primer ministro Trudeau, han criticado a China por cuestiones de derechos humanos e injerencia en asuntos internos, como acusaciones de financiamiento ilegal a candidatos en elecciones. En un contexto de mayores tensiones, Canadá ha impuesto medidas como aranceles del 100 % a vehículos eléctricos chinos, sincronizándose con la política de Estados Unidos.
John Kamm, fundador de la Fundación Dui Hua y defensor de derechos humanos en San Francisco, calificó las ejecuciones como "sumamente inusuales", señalando que raramente se ejecuta a extranjeros en China en un periodo tan corto. Mientras tanto, Maya Wang, directora asociada para China de Human Rights Watch, advirtió sobre la vulnerabilidad de los extranjeros en el sistema judicial chino, destacando casos de detenciones arbitrarias y juicios injustos.
Expertos como Lynette Ong, profesora de política china de la Universidad de Toronto, interpretan las ejecuciones como una estrategia de Pekín para influir en las negociaciones bilaterales. Aunque la relación entre ambos países sigue siendo tensa, Canadá busca abrir espacios de diálogo mientras defiende los derechos de sus ciudadanos.
China es uno de los países con mayor número de ejecuciones a nivel mundial, aunque no publica estadísticas completas sobre sus actividades relacionadas con la pena de muerte.