Algunas especies de murciélagos viven entre 20 y 40 años, cifra que representa un Longevity Quotient (LQ) de 3.5, equivalente a vivir 3.5 veces más de lo previsto para animales de su tamaño y, en términos humanos, alcanzarían una edad aproximada de 180 años. A diferencia de otros mamíferos, sostienen esta longevidad sin desarrollar cáncer, un fenómeno atribuido a varias adaptaciones descubiertas por investigadores de la Universidad de Rochester.
Los estudios identificaron tres mecanismos clave en la biología de los murciélagos responsables de su resistencia al cáncer. En primer lugar, los murciélagos disponen de dos copias funcionales del gen p53 en cada cromosoma, el doble de lo observado en los humanos, lo que fortalece la reparación del ADN e incrementa la apoptosis o muerte celular programada, disminuyendo el riesgo de errores que puedan derivar en cáncer. Además, la especie Myotis lucifugus posee hasta siete copias del gen p53, reforzando este efecto protector.
El segundo mecanismo corresponde a la actividad sostenida de la telomerasa, una enzima cuya función es evitar el acortamiento de los telómeros durante la división celular. En humanos, el desgaste de los telómeros facilita el envejecimiento y el desarrollo de cáncer, mientras que en los murciélagos la telomerasa se mantiene activa toda la vida, permitiendo divisiones celulares sin desencadenar procesos cancerosos.
El sistema inmunitario constituye el tercer mecanismo, ya que los murciélagos presentan una respuesta inmunológica eficiente tanto frente a agentes patógenos como ante células premalignas, lo que contribuye a la eliminación de células defectuosas antes de que evolucionen en tumores.
Una publicación en Nature examinó fibroblastos de cuatro especies (Myotis lucifugus, Eptesicus fuscus, Eonycteris spelaea y Artibeus jamaicensis). Los resultados demostraron que estos fibroblastos requieren solo dos "golpes" oncogénicos, en comparación con los cinco necesarios en células humanas para desencadenar una transformación cancerosa. Además, los fibroblastos de murciélago exhibieron actividad de telomerasa continua, ausencia de senescencia replicativa y elevadas concentraciones, así como mayor expresión de p53 frente a fibroblastos de humanos y ratones.
Tras la exposición a radiación, los fibroblastos de murciélago reportaron menos células senescentes que los de humanos y ratones, confirmando la eficiencia de sus mecanismos de reparación y protección celular. Estos hallazgos sugieren que la longevidad y resistencia a enfermedades de los murciélagos obedece a una combinación exclusiva de factores genéticos y celulares.
La comprensión de estos procesos ofrece perspectivas clave para investigar posibles aplicaciones biomédicas en humanos orientadas al aumento de la longevidad y la prevención de enfermedades como el cáncer.