El informe anual 2025 de la Asociación Americana del Pulmón (ALA, por sus siglas en inglés) documenta que aproximadamente 156 millones de estadounidenses viven actualmente en áreas con niveles dañinos de contaminación del aire, cifra que representa un aumento de 25 millones de personas respecto al año anterior. Esta cifra constituye el 46% de la población y supone el mayor registro en una década, con un incremento del 16% frente al reporte previo.
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La contaminación se calcula esencialmente tomando en cuenta la concentración de ozono y de partículas finas (PM2.5). El reporte señala que en 2023 hubo 43 millones de personas residiendo en regiones con calificaciones reprobatorias en todas las métricas analizadas de contaminación aérea.
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Las consecuencias para la salud son graves, ya que la exposición a estos contaminantes se ha vinculado con episodios de asma, ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares, nacimientos prematuros y un riesgo superior de cáncer pulmonar. La distribución de la contaminación es desigual: comunidades de color enfrentan una afectación desproporcionada, siendo más del doble de probable que vivan en zonas con altos niveles de polución en comparación con estadounidenses blancos. En particular, los estadounidenses latinos son tres veces más propensos a respirar aire contaminado que la media nacional.
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Entre las fuentes principales de partículas finas se encuentran los incendios forestales, el uso de estufas de leña, las centrales eléctricas a carbón y los motores diésel. Por su parte, el ozono, considerado un potente irritante respiratorio, se incrementa bajo condiciones de calor extremo, exacerbadas por el cambio climático. El informe destaca que en 2023 el planeta registró su temperatura global promedio más alta hasta la fecha, lo que ha favorecido la formación de ozono sobre todo en la zona central de Estados Unidos, desde Minnesota hasta Texas, y ha impulsado picos de contaminación asociados a incendios forestales.
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Bakersfield, California, encabeza la lista de ciudades con peor calidad del aire, ostentando los mayores índices de contaminación por partículas a corto plazo y ocupando el primer puesto en contaminación por ozono. Otras ciudades con altos niveles de polución incluyen Los Ángeles, Fresno y Dallas.
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En cuanto a la gestión ambiental, el informe subraya que la administración del presidente Donald Trump ha considerado medidas para debilitar regulaciones esenciales de calidad del aire, situación que genera preocupación entre expertos en salud pública. La ALA advierte que un recorte en el personal y presupuesto de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) dejaría aún más expuestas a las familias ante la contaminación.
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El informe de la Asociación Americana del Pulmón remarca el desafío creciente que enfrenta el país con el aumento de la contaminación atmosférica, en particular para las poblaciones más vulnerables y las minorías, reseñando que la lucha contra este problema se ve amenazada por un entorno regulatorio menos estricto y fenómenos climáticos extremos que favorecen la emisión y acumulación de contaminantes.