China ha incrementado su gasto militar en un 7,2% para el año 2025, situándolo en 245 mil millones de dólares. Este presupuesto, que corresponde aproximadamente al 1,6% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, fue presentado por el primer ministro Li Qiang en la Asamblea Nacional Popular durante su discurso inaugural. Este aumento se produce en un marco de crecientes tensiones entre China y Estados Unidos, particularmente respecto al comercio y a la dinámica militar en la región del Pacífico.
El presidente estadounidense Donald Trump había solicitado que China redujera a la mitad sus gastos militares, petición que fue ignorada por la nación asiática. En su lugar, el gobierno chino reafirmó su objetivo de crecimiento económico anual de "en torno al 5%", adoptando una estrategia que combina avances militares con el desarrollo tecnológico, a pesar de los desafíos económicos internos, como la caída del consumo y las problemáticas en el sector inmobiliario.
El gasto millonario en defensa coincide con proyectos clave que el gigante asiático ha llevado a cabo en los últimos años. En 2024, China logró avances en su arsenal militar, incluyendo la presentación de un nuevo modelo de caza furtivo, el lanzamiento de un tercer portaviones y la construcción de un cuarto. Además, el país probó un misil balístico intercontinental, demostrando su capacidad estratégica a nivel global. Paralelamente, se observó un incremento en las operaciones militares cerca de Taiwán, que incluyeron ejercicios a gran escala considerados como advertencias hacia la isla, que Beijing reclama como parte de su territorio.
La administración china ha mantenido una postura desafiante frente a las medidas económicas impuestas por la administración estadounidense. Como respuesta a las tarifas aplicadas a productos chinos, el gobierno de Beijing ha subrayado su disposición a enfrentar "cualquier tipo de guerra" para defender sus intereses. Esta retórica refleja una línea dura en su enfoque hacia las relaciones bilaterales con Estados Unidos, en un momento en el que tanto Washington como Beijing parecen intensificar su rivalidad estratégica.
El gasto militar de China, aunque representativo en términos absolutos, sigue siendo menor al de países como Estados Unidos, que dedica una porción sustancialmente mayor de su PIB a la defensa. Sin embargo, analistas han señalado que el gobierno chino podría estar minimizando públicamente sus cifras reales en este rubro. Esto ha alimentado aún más las inquietudes en la región del Indo-Pacífico y en otras potencias internacionales sobre el posible alcance y las intenciones de China en el ámbito militar.
La relación entre ambas potencias continúa siendo una de las más complejas y tensas del escenario global, definida por una competencia constante en los ámbitos económico y militar. Las declaraciones provenientes de ambas partes sugieren que esta rivalidad, lejos de moderarse, podría intensificarse en los próximos años, con posibles implicancias para la estabilidad internacional.
El presupuesto militar de China para 2025, aunque significativo, es significativamente menor en porcentaje del PIB en comparación con el de Estados Unidos, el cual destina aproximadamente el 3,5% de su economía a la defensa.