China ha anunciado un aumento significativo en los aranceles a productos estadounidenses, que pasarán del 34% al 84% a partir del 10 de abril de 2025. La medida fue confirmada por la Oficina de la Comisión de Aranceles del Consejo de Estado y busca contrarrestar el incremento de tarifas recientemente implementado por Estados Unidos, que alcanzaron hasta un 104% sobre productos chinos al entrar en vigor el 8 de abril de 2025. Esta escalada ocurre en un contexto de crecientes fricciones comerciales entre las dos mayores economías del mundo.
El secretario del Tesoro de EE. UU., Scott Bessent, afirmó que estas acciones perjudican a China, a la que calificó como la principal perdedora en este conflicto arancelario. Por su parte, el Ministerio de Comercio de China respondió asegurando que el país está preparado para “luchar hasta el final” y advirtió que la estrategia estadounidense podría traer inestabilidad económica y presiones inflacionarias en su territorio.
En términos económicos, las cifras del comercio bilateral entre ambas naciones en 2024 ofrecen un contexto del impacto potencial de estas políticas. Estados Unidos exportó a China productos por un valor total de 143,5 mil millones de dólares, mientras que importó desde el gigante asiático un volumen muy superior, alcanzando los 438,9 mil millones de dólares. La gran brecha comercial agrava las tensiones existentes y motiva la actual guerra de tarifas.
Como parte de sus contramedidas adicionales, China ha agregado a 11 empresas estadounidenses a su lista de "entidades no confiables", restringiéndoles actividades en el comercio con firmas chinas. Además, ha advertido sobre posibles acciones legales contra Estados Unidos en la Organización Mundial del Comercio (OMC) de continuar las restricciones estadounidenses.
Los efectos de esta disputa se sienten en los mercados globales. En Estados Unidos, el índice S&P 500 cayó cerca de un 20% desde su punto más alto, entrando en un mercado bajista. De forma similar, el índice Kospi en Corea del Sur también muestra impactos negativos, reflejando la incertidumbre generalizada en la economía global.
Eventos clave recientes destacan cómo se ha intensificado esta confrontación. El 2 de abril de 2025, Estados Unidos anunció inicialmente un incremento en las tarifas a productos chinos, lo que llevó a China a implementar un arancel del 34%. Sin embargo, con la aplicación el 8 de abril del arancel del 104% impuesto por la administración estadounidense, la respuesta de Beijing se tradujo en la drástica subida al 84% como una clara represalia.
Las implicaciones de esta escalada de aranceles entre China y Estados Unidos podrían transformarse en un punto crítico para el comercio internacional y el desempeño económico mundial en los próximos meses. Ambos países parecen fortalecidos en sus posturas, lo que podría significar un periodo prolongado de tensiones comerciales sin resolución aparente.
El desequilibrio comercial entre los dos países es significativo: en 2024, las importaciones estadounidenses desde China superaron por más de tres veces el volumen de sus exportaciones hacia el país asiático.