Desde 2021, el mercado de valores de China ha experimentado una caída dramática, con una pérdida acumulada de más de $6 billones de dólares en valoración. Esta situación ha llevado al gobierno chino a considerar un paquete de rescate financiero de aproximadamente 2 billones de yuanes ($278 mil millones) para comprar acciones a través de enlaces comerciales en el extranjero. A pesar de este esfuerzo, los inversores se muestran escépticos, cuestionando la sostenibilidad de cualquier recuperación sin una solución estructural para los problemas económicos del país.
El mercado de valores chino, que incluye las bolsas de Hong Kong, Shanghái y Shenzhen, ha sido uno de los peores desempeños a nivel mundial en el año en curso. Esta situación se agrava por la desaceleración económica de China, exacerbada por una crisis inmobiliaria, una tasa de natalidad en declive y una fuerza laboral menguante. Además, la orientación hacia políticas impulsadas por ideologías ha generado incertidumbre entre los inversores extranjeros y ha afectado negativamente al sector privado.

El Premier chino, Li Qiang, ha ordenado tomar medidas "enérgicas y efectivas" para estabilizar los mercados. Sin embargo, persiste la duda sobre si estas acciones serán suficientes para restaurar la confianza de los inversores. La economía china creció solo un 5.2% en 2023, su ritmo más lento desde 1990, excluyendo los años de pandemia. Los economistas internacionales anticipan una desaceleración aún mayor para 2024, lo que podría significar años de estancamiento para la segunda economía más grande del mundo.
La respuesta del gobierno chino a esta crisis ha sido hasta ahora limitada a políticas fragmentadas, que no han logrado cumplir con las expectativas de los inversores. Goldman Sachs sugiere que se necesita un enfoque más agresivo y global para revertir la narrativa negativa en el mercado. En particular, se requiere un "respaldo efectivo del gobierno" para apoyar a los desarrolladores inmobiliarios en dificultades y estimular la demanda de viviendas, abordando así la crisis inmobiliaria que está en el corazón de muchos de los problemas económicos de China.