En una serie de declaraciones y reuniones recientes, Kim Jong-un, el líder de Corea del Norte, ha elevado el tono de sus amenazas hacia Estados Unidos y Corea del Sur, advirtiendo sobre una respuesta militar contundente y la posibilidad de un conflicto nuclear. Durante un importante plenario del partido único, Kim descartó cualquier posibilidad de reconciliación con Corea del Sur, acusándola de ser el principal enemigo y colaborar con fuerzas extranjeras para el colapso del régimen norcoreano.
Kim Jong-un ha ordenado a su ejército prepararse para "aniquilar completamente" a EE.UU. y Corea del Sur en caso de provocación. Esta declaración se produce en un momento de creciente tensión en la península coreana, con Corea del Norte acusando a Washington y Seúl de llevar la situación a un punto crítico de conflicto armado. El líder norcoreano ha enfatizado la necesidad de una preparación militar robusta y ha acusado a Estados Unidos de intentar detener la "revolución" norcoreana.
En respuesta a lo que considera movimientos militares hostiles de EE.UU. y sus aliados, Corea del Norte ha anunciado planes para lanzar tres nuevos satélites espía y reforzar su programa nuclear en 2024. Estos desarrollos incluyen la introducción de drones de ataque y la expansión de las capacidades de guerra electrónica, lo que indica un esfuerzo significativo para aumentar la vigilancia y la preparación militar del país.
El régimen de Pyongyang ha acelerado su carrera armamentística, realizando pruebas de misiles y fortaleciendo sus relaciones con aliados estratégicos como China y Rusia. Este enfoque en la modernización militar y la expansión del arsenal nuclear parece ser una táctica para aumentar el poder de negociación de Corea del Norte en futuras diplomacias, especialmente en el contexto de las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos.